El volcán Poás inició, desde mayo pasado, una etapa de erupciones freáticas, que son emanaciones volcánicas simples, pero que contienen gases, lodo y pequeñas piedras (6,4 cm).
Esas expulsiones alcanzan entre 10 a 500 metros de altura. En las pequeñas (10 a 60 m) el material cae dentro de la laguna caliente. En otras, el coloso ha lanzado residuos al mirador y el centro de visitantes.
El vulcanólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), Raúl Mora Amador, dijo que los especialistas no daban mucha importancia a las erupciones freáticas, pero explicó que luego del 27 de setiembre del 2014, cuando el volcán Ontake, en Japón, hizo una inesperada erupción de este tipo que mató a más de 50 turistas, se le empezó a dar importancia a estas emanaciones.
“Quedó demostrado el peligro de esas erupciones. Imagínese el golpe de piedras de 6,4 cm que caen luego de subir 400 m, y los gases, que pueden envolver a gente que no tiene equipo de protección como máscaras, cascos”, señaló.
El experto contó que en Ontake los visitantes caminaban cerca del cráter pues la actividad volcánica era mínima, y los parajes, de un gran atractivo turístico.
“Las erupciones freáticas no tienen premonitores. Son súbitas. En el Poás hemos visto que en ocasiones se forman una gran cantidad de balsas de azufre y luego viene la erupción, pero no hay sismicidad”, explicó.
Además, Mora manifestó que, después del terremoto de Cinchona, en el 2009, las laderas del cráter quedaron muy inestables.