Talamanca levanta la cortina amarilla detrás de las rejas, en uno de los seis dormitorios del Patio. Así le llaman a una de las peores secciones, que alberga a 50 adultos jóvenes, en el centro de formación Zurquí, en Santo Domingo de Heredia.
Otro sujeto se coloca a la par de Talamanca y lo abraza por el hombro. “Nosotros estamos bien portados aquí, ¿verdad, Talamanca?”, dice, mientras pide a nuestros equipos que se asomen para quejarse de que no tienen camas, televisores ni cigarros.
Efectivamente, en ninguno de los dormitorios del Patio hay camas. La basura se acumula en las esquinas y el sol que ingresa al módulo evapora el agua de color chocolate que baña el suelo. El lugar es un chiquero.
Por las noches, los 50 jóvenes abrazan sus flácidas espumas, las cuales funcionan el primer día, pero al tercero de uso se desinflan, por lo que estas personas duermen, literalmente, sobre el cemento.
Esos colchones los forran en bolsas plásticas y en cuanta tela puedan, porque se fuga el agua de los baños y los dormitorios se convierten en charcos. Los retretes fueron desprendidos hace años y los jóvenes concursan por hacer sus necesidades a pulso por un pequeño hueco.
La infraestructura fue diseñada para que quepan 25 personas, pero en su peor momento llegó a albergar a 75 jóvenes. Actualmente hay 50 reos, que se forman en grupos rivales, por lo que se les abren las puertas en forma alterna, tres horas a cada grupo, para que reciban sol.
Si se portan bien, estos reclusos podrían ser reubicados en otros espacios con camarotes.
Oportunidad. Durante una visita que La Nación realizó al centro, se constató que las autoridades readecuaron otros espacios para albergar a más adultos jóvenes. Rebeca Arias, la directora, explicó que se trata de las secciones E1, D1 y D2, donde conviven 18, 20 y 15 jóvenes, respectivamente.
Solo en la primera sección, hay nueve camarotes pegados uno a la par del otro, formando una cama colectiva en una especie de túnel. En las otras dos, hay 22 camas, por lo que los muchachos deben dormir en parejas o tríos, y, en última instancia, sobre el frío suelo.
Los 18 jóvenes de la sección E1 saben que se encuentran en la antesala del paraíso. Sus estudios y buen comportamiento los podrán llevar a la sección E2, un módulo recién construido para personas de baja contención.
Rebeca Arias explicó que han apostado por los mejores jóvenes para llevarlos allí. Con ellos firman un contrato. Estos laboran en las tareas cotidianas del centro como limpieza, preparación de alimentos y mantenimiento.
Son 20 individuos a quienes se les reconoce por su gabacha azul. Están ubicados en celdas sin hacinamiento, con televisores y hasta videojuegos.
Cierre. Estos 130 varones y cinco mujeres, fueron condenados por la Ley Penal Juvenil, pero tras cumplir los 18 años, debieron haberse llevado a la cárcel Adulto Joven, en San Rafael de Alajuela, separados de los menores. Sin embargo, desde que, en febrero del 2010, un juez decretó un cierre técnico en esta última prisión debido al hacinamiento, la cárcel de menores se convirtió en el único espacio para albergarlos.
Según cifras de Adaptación Social, la cantidad de menores involucrados en delitos se cuadriplicó entre el 2009 y 2012 , al pasar de 37 a 190 internos.
“En el Zurquí no se puede considerar que hay un hacinamiento global, porque los menores no tienen sobrepoblación. Pero en Adulto Joven hay espacios sin hacinamiento y otros que son deplorables”, manifestó Arias.
La directora añadió que dentro del complejo La Reforma, estarán listos 74 cupos nuevos en un módulo de Adulto Joven. “En la comisión de traslado, trabajamos arduamente en la caracterización para que se vayan los que tienen el perfil más alto y se queden los de baja contención”, dijo.
Con más de 15 años de laborar en ese centro, Rebeca Arias se ha convertido en la “mamita” de los jóvenes. Así la llaman a gritos. Todos le envían sus peticiones, principalmente porque el televisor no funciona.
“Nosotros nos sentimos mal porque estamos como perros sin cama. Pasan las ratas, no hay tele, no hay cigarros. Imaginate, esto lo vuelve loco a uno. Solo huevo duro y picadillo de chayote”, expresa un recluso de 18 años.
Según datos que el Ministerio de Justicia entregó a La Nación por orden de la Sala Constitucional, la cárcel del Zurquí solo tiene 38 espacios para 120 adultos jóvenes (al 27 de febrero), por lo que el hacinamiento es de un 215,8%.
No obstante, Rebeca Arias aseguró que la cárcel originalmente fue diseñada con capacidad para 68 adultos jóvenes y, actualmente, tienen 135 personas. Con los años, adaptaron 35 espacios más (D1 y D2) y construyeron el módulo E2 para otros 20.