Los Ángeles. Nahuel Pérez Biscayart está en campaña por el Óscar. El actor argentino de 31 años acompaña en Los Ángeles al director francés Robin Campillo en la presentación de su película 120 pulsaciones por minuto”, aclamada en el festival de Cannes.
120 battements par minute, título original de la cinta que se estrenó y ganó el prestigioso Premio del Jurado en Cannes, aspira al premio de la Academia a mejor filme extranjero.
El largometraje se enmarca en la lucha de la ONG Act-Up en los años más álgidos del sida en Francia -finales de los 80, inicio de los 90- y cuenta la historia de amor desgarradora y trágica entre dos activistas, uno muy carismático, VIH positivo, y otro no portador del virus.
Campillo, Pérez Biscayart y Arnaud Valois, otro de los actores principales, descubren el delicado ejercicio del lobby en Hollywood, que en enero anunciará la selección final de cinco nominadas a mejor película en idioma extranjero (no inglés).
“Lo que más me sorprende es que normalmente las campañas son muy tabú, pero en los Óscar es un evento en sí mismo, es parte del sistema, así que tienes que ser sincero”, dijo a la AFP Pérez Biscayart, que aprendió a hablar francés hace seis años y lo habla sin acento.
120 battements par minute –que se presentó en el festival español de San Sebastián y en Brasil en el de Rio de Janeiro– no es un drama que siga mucho la corriente popular, pero con todo ha tenido gran éxito en los cines.
“No hablamos demasiado sobre el contenido de la película porque realmente no sabemos si a la gente le gustó o no, pero lo que entendimos es que (a los miembros de la Academia) les gusta conocer a la gente que hace las películas”, sigue con humor elactor.
Valois coincidió y recordó cómo en Francia, al reunirse con el público o con profesionales de la industria, “se habla sobre el filme artísticamente, como se concibió, se interpretó”.
“Aquí, en estas noches nos encontramos con gente, periodistas, electores (de la Academia) y poco se conversa sobre la película, es más sobre cómo impresionarlos. Rápido se entra en un terreno más personal: que dónde vivimos en París, o si nos gusta Hollywood, si ya había venido a Los Ángeles”, indicó.
Lucha política
Campillo, de 55 años, destacó que su filme tendría una mayor exposición a la audiencia estadounidense si es nominada... “Y aún más si gana el Óscar”.
“Siempre pienso en términos de visibilidad y esta película no es simple”, indicó. “Es un poco muy larga, trata sobre minorías, hay muchas drogas y escenas de sexo homosexual”, dijo.
Como sea, el filme toca siempre alguna fibra sin importar el país donde se muestre.
“Todos los países lo usan para reflejar su propia experiencia con el sida y esos años”, señaló Valois.
Act-Up, un acrónimo para Coalición del sida para desatar el poder, fue fundada en 1987 en Nueva York para llamar la atención sobre la pandemia del sida y presionar por leyes, investigaciones y asistencia a los enfermos.
Y en Estados Unidos, muchos jóvenes quedaron “muy conmovidos por el lado político de la película, el colectivo”, subrayó por su parte Pérez Biscayart, conocido en Argentina por sus papeles en la serie Epitafios y en la cinta de culto Glue.
Campillo destacó una proyección realizada en la metrópoli estadounidense, cuya comunidad homosexual sufrió mucho por aquellos años, con activistas de Act-Up que “fue muy intensa”.
“Como Act-Up París estuvo inspirada en Act-Up Nueva York me parece que es como un tributo a esta comunidad por lo que nos dio”, expresó.