Es poco frecuente que a las pantallas del país lleguen películas dirigidas por mujeres. El número de realizadoras que logra entrar a los circuitos de distribución es, hasta hoy, menor al de directores. Sucede de tal manera que, en cineclubes, por ejemplo, se hacen ciclos de películas dirigidas por mujeres, no así por hombres.
Dirigida por Ida Panahandeh (Teherán, 1979), llega su película titulada Nahid (2015), que nos pone no solo ante la condición de ser filme hecho por una mujer (también es coguionista), sino de que estamos ante una muy buena película y, de paso, valiente.
Bien es sabido lo difícil que es hacer cine en Irán dentro de las circunstancias políticas de ese país y su Revolución, que implica censuras a determinadas expresiones de las que no escapan las películas: algunos cineastas han sufrido cárcel, otros han tenido que exiliarse.
Con todo, la directora Ida Panahandeh se atreve a realizar un filme sobre las dificultades de desarrollo de la mujer en una sociedad machista y religiosamente patriarcal como es Irán. Su historia es verosímil, es absolutamente creíble, sin que haya de manera alguna una reducción de lo posible.
Es cine valiente, dije antes: Nahid se atrevió ante la censura institucional que pesa sobre el cine y la superó con su arte, esto es, la fórmula o manera con que la película habla de lo que habla: es tan clara la verdad que no hay manera de censurarla. El realismo del filme es su incondicional verdad.
La directora Panahandeh entiende muy bien que no e s lo mismo hablar de amor a orillas del mar Caspio que en Nueva York; sin embargo, sabe que sí es posible darle universalidad a un acto particular, como lo es el sometimiento involuntario de la mujer a reglas o convenciones que han sido históricamente dictadas por hombres.
Nahid logra una “historia tal cual” a la vez que se adentra en “otra historia”: aquella que se debe buscar y que está en juego, como lo es el respeto a la condición humana en igualdad de condiciones entre la mujer y el hombre.
Por eso, las imágenes del filme no solo son precisas, duras, reales o contundentes. También son alegóricas o metafóricas. Lo dice la propia directora: “ Muchas mujeres están oprimidas en todo el mundo, ya sea de una u otra forma, y yo quería plasmar las dificultades que pueden aparecer en un caso concreto”.
La sinopsis es sobre una mujer llamada Nahid, quien vive sola con su hijo de 10 años. Está divorciada de un hombre adicto a las drogas. Según la ley iraní, a él le toca la custodia del hijo, pero el tipo se la concede a Nahid, por lo que esta no puede volver a casarse. El dilema surge cuando ella se enamora de nuevo de otro hombre, con quien quiere casarse: ambos quieren hacerlo.
Sin necesidad de alardes narrativos (pero de factura correcta, si cabe el término), este filme se nutre con su propia fuerza emocional, la que habla de amor y de sacrificio, de sentimientos reprimidos, de contradicciones inoportunas y lo hace con dignidad artística (aunque le podemos señalar problemas con el montaje).
La actuación de Sareh Bayat es extraordinaria: cala hondo porque viene desde lo más hondo de un personaje muy bien diseñado: ella no solo es extraordinaria desde esa hondura, sino también desde el manejo de matices y la expresividad de su mirada. Nahid es filme que debemos ver e interiorizar: lo dice y pide la propia película.
Ficha
Título original: Nahid
Irán: 2015
Género: Drama
Dirección: Ida Panahandeh
Elenco: Sareh Bayat, Pejman Bazegh
Duración: 106 minutos
Cines: Magaly, Nova
Calificación: CUATRO ESTRELLAS ( * * * * ) de cinco posibles