La pregunta clave es esta: ¿el creativo director inglés Guy Ritchie, qué quiso hacer con su nueva versión de la romántica y épica historia del legendario rey Arturo? Esto a propósito del estreno de su filme E l rey Arturo: La leyenda de la espada.
Para lo que nos corresponde, el personaje de Arturo, de origen britano-romano, ha sido llevado al cine en muy diversas ocasiones y, ahora, Guy Ritchie monta un arroz con mango con dicho personaje, a tal punto que se nos pierden las intenciones de su filme, a menos que fuera ese: el de hacer un arroz con mango.
El nombre de Guy Ritchie no es para nada despreciable. Desde su filme Snatch: cerdos y diamantes (2000), escribí como alabanza que él “ explora constantemente expresiones del lenguaje cinematográfico en búsqueda de originalidad”; sin embargo, sabemos que es bueno el culantro, pero no tanto.
Así, lo que vemos hoy en El rey Arturo: La leyenda de la espada simple y llanamente desborda sus propios límites y vemos a un Ritchie mucho más preocupado por sus locuras formales que por contar bien su historia: la historia narrada es solo un pretexto.
Cuando decimos que se trata de un arroz con mango (tanto en voluntad del relato como con sus expresiones visuales), concluimos que se trata de un filme sin rostro, por más infinita libertad que le concedamos a Ritchie (o se la tome él) para articular el material que tiene entre sus manos.
Esto hace que pasada la primera media hora o los primeros 45 minutos, de ahí en adelante, el filme lo que hace es plagiarse a sí mismo con total descaro y peores resultados, aunque tiene algunas secuencias envolventes que logran ponerlo en la tabla de la medianía.
Pasado ese comienzo, El rey Arturo: La leyenda de la espada se convierte en asunto rocambolesco, donde la exageración desorganizada del relato echa a perder, incluso, las circunstancias pasmosas y míticas de un personaje idealizado en la imaginación colectiva, como lo es el rey Arturo.
Su argumento resulta más estirado que la lengua de una rana tras un zancudo y, por ahí, Ritchie disfraza de complejo lo que en realidad solo es complicado, con la ayuda de su evidente holgura de medios técnicos y con la peor ayuda que pudo haber conseguido: las malas actuaciones de su elenco, lo que parece no importarle al director.
A la fotografía poco hay que cuestionarle, ¡vale!, pero la música es algo así como sentir ruidos de muertos vivientes en una noche de amor o chirridos en carretera, porque siempre va en onda distinta a las imágenes.
¿Quería o quiere Guy Ritchie burlarse de la mitología artúrica, nada más? Lo logra, la verdad; sin embargo, burlarse de dicha mitología no es lo malo del filme; lo que se le debe cuestionar es su arraigado instinto de pastiche, sin pies ni cabeza, su inútil afán de sentir anacrónica la historia y hacerlo con exceso de estilo moderno (sobre todo con el manejo reiterado de los tiempos de los sucesos: retrospecciones y antipaciones).
Soy sincero, le he dado dos estrellas a esta película por algunas muy buenas secuencias que brotan por ahí, pero cuando pienso en lo mal que se describe lo más importante del filme, como lo es sacar la espada Excalibur de la piedra, casi que me arrepiento.
El rey Arturo: La leyenda de la espada
Título original: King Arthur: Legend: of the Sword ( Estados Unidos, 2017)
Género: Épico.
Dirección: Guy Ritchie.
Elenco: Charlie Hunnam, Astrid Bergès-Frisbey, Jude Law, Eric Bana, Djimon Hounsou, Aidan Gillen y David Beckham.
Duración: 120 minutos.
Cines: Cinépolis, CCM, Nova, Citi, Cinemark, Multicinemas.
Calificación: Dos estrellas de cinco posibles.