“No voy a responder, porque ya se me olvidó la pregunta y porque de todas maneras creo que tengo algo más importante que decir”, dijo emocionada Jimena Franco, mujer transgénero que protagoniza la película nacional Abrázame como antes (2016), de Jurgen Ureña.
Estamos en la apertura de la competencia centroamericana del Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC) y durante el estreno mundial del nuevo drama. Jimena respondió así al conductor de la velada, Fernando Chaves, que al igual que todo el Cine Magaly soltó la risa por su arrojo pero luego guardó silencio para escucharla.
“No sé si llorar, reír o brincar. Gracias a Jurgen por la oportunidad de hacer realidad nuestro sueño de niñas de ser actrices. Luego de vernos en pantalla, podemos decir que lo somos”, agregó Franco, cerrando su discurso con una fuerte proclama: “Todos somos iguales”,
En ese instante Franco y tres mujeres transgénero que la acompañaron en el plató– Natalia Porras, Gabriela Sanabria y Thalaya– se bañaron de estruendosos aplausos. Ellas llegaron muy silentes al Magaly, pero luego de 63 minutos de película eran la divas de la noche.
Abrázame como antes narra el drama de Verónica, un personaje transgénero encarnado por Franco. Ella se percata de que el carro de unos de sus clientes golpea a un chico de la calle y al verlo malherido decide llevárselo para su casa.
El chico se llama Tato (Camilo Regueyra). Es misterioso y busca algo, pero no es claro de qué se trata. El punto es que entre él y Verónica se crea una relación muy particular: ¿maternal? ¿romántica? ¿amistosa?
Tejiendo esas respuestas, la trama de la cinta se ve inmersa en el mundo transgénero de la prostitución, en San José, humanizando en cada secuencia la figura de unas mujeres que son personas antes que cualquier otra cosa.
Para Ureña, quien tardó unos siete años en poner en pantalla Abrázame como antes , las palabras de Franco en una de las noches más gloriosas de su vida, resumen lo que para él es lo más valioso del largometraje: la visibilización de una población discriminada.
“Luego de ver la cinta, quién puede decir que ellas no son actrices. Es la prueba de que ellas pueden hacer cualquier cosa que se proponen y no necesariamente ser relegadas al espacio social que muchas veces se les impone”, dijo Ureña.
En el proceso de la película, que incluyó dos cortometrajes previos – Paso en falso (2010) y Los inadaptados (2011)–, Ureña vio la necesidad de que las protagonistas fueran mujeres transgéneros reales. Fue una decisión artística que hoy le sabe muy bien.
“No haberlas incluido como actrices, en una cinta que trataba sobre su mundo y sus historias, para mi hubiese sido como una doble invisibilización”, aseguró el cineasta.
“Creo que esta película es importante por eso, ya que con solo verlas a ellas en pantalla la cinta cuenta muchas cosas. Todo va más allá de un relato, un relato del que al principio me apegué mucho, pero del que luego baje las revoluciones para dejar que ellas tomaran protagonismo”, añadió.
Cobijado por esa idea, el cine Magaly quedó rendido ante un cuarteto de chicas que, al ser llamadas por Ureña para presentarlas en el escenario, no guardaron su orgullo y realización. Las cuatro, durante varios meses, fueron entrenadas para explotar sus cualidades histriónicas, con la meta de que estos dones brillaran en cada escena.
La actriz Rocío Carranza, entre otros personajes de la escena artística costarricense, colaboraron en esa misión.
“Gracias a Jurgen y también a personas como Rocío Carranza. Sin ellos jamás hubiéramos descubierto el arte que había en nosotras. Gracias por mostrar nuestro mundo más allá de una esquina”, expresó Natalia Porras, quien en la cinta encarna a Gretta, el tercer personaje más relevante del drama.
Las estrellas. Porras, al igual que Franco y las demás actrices secundarias, llegaron a la premier con elegantes, largos y brillantes vestidos.
A su entrada, el público presente las observó curioso pero pocos se atrevieron a saludarlas. Ellas, silenciosas, no hicieron aspaviento alguno.
Cuando concluyó la proyección de la cinta todo cambió radicalmente. El cuarteto de chicas fue altamente solicitado para fotos, besos y hasta autógrafos.
¡Fue su noche! Y es que fueron vistas y apreciadas más allá de estereotipos y donde se vieron incluso soñando con más cosas.
“Yo aquí sigo, y no paro. Yo voy por el Óscar”, bromeó Thalaya en el escenario.
A Camilo Regueyra, quien da vida a Tato en Abrázame como antes no le pidieron tantas fotos ni le hicieron tanta bulla como a sus compañeras de reparto. En la premier se le vio como escondido. Es tímido, de pocas palabras en la película y también la vida real.
Sin embargo, eso no le impidió reconocer en el filme el mensaje político y social que tienen el largometraje y por el cual se siente muy orgulloso.
“Apoyo todo lo que dijo Jurgen. Lo mejor de la cinta es mensaje que se lanza, el de la inclusión. Estoy seguro de que esto tendrá influencia política y ojalá que muchas personas puedan verla en el futuro”, dijo Regueyra, quien estudia teatro y es bailarín de danza contemporánea.
En el CRFIC, Abrázame como antes se presentará por segunda vez hoy lunes. La sede de la proyección será el Teatro de la Aduana y comenzará a las 4 p.m.
Los planes de la producción es que Abrázame como antes tenga un estreno internacional el próximo año. Luego se exhibirá en cines comerciales del país, posiblemente entre abril y mayo del 2017.