San José (Redacción)
A las múltiples preocupaciones que puede tener quien no disfrute estar soltero, La langosta (The Lobster, 2015) le suma otra, y muy grave. En 45 días, se convertirá en un animal.
Tal es la premisa de la última película del realizador griego Yorgos Lanthimos, una de las voces más originales del nuevo cine griego. El año pasado, La langosta despertó gran discusión, ganó el Premio del Jurado en Cannes y provocó críticas muy variadas, pero su originalidad nunca se discutió.
Es comedia absurda, una rareza muy estimulante, y este sábado, a la 1 p. m., se podrá disfrutar en el Cine Magaly (barrio La California, San José). Este fue el debut en inglés de Lanthimos, y cuenta con las actuaciones de Colin Farrell, Rachel Weisz, Ben Whishaw, John C. Reilly, Léa Seydoux y otras prominentes figuras.
En el mundo distópico que plantea Lanthimos, ser soltero equivale a un crimen. Si una persona adulta termina una relación, tiene 45 días para encontrar otra pareja, y las autoridades de un Estado anónimo se encargarán de acosarlo hasta que compruebe que ya no está soltera. El castigo para la persona, si no cumple con esta exigencia, será verse transformada en un animal y ser excluido de "La Ciudad".
Tal trama parece imposible de desarrollar sin caer en el ridículo, pero Lanthimos ha demostrado anteriormente que, al llevar la realidad a sus extremos lógicos, como hace una buena sátira, se siente incómodamente cercana a la "realidad" cotidiana. Así fue en dos excelentes películas sobre el poder, el control y las fronteras entre el individuo y la colectividad: Dogtooth (2010) y Alps (2012).
En la cinta, David (Colin Farrell) es el soltero, condenado a transformarse en un animal; confinado a un hotel (con ambiente de institución disciplinaria), elige a una langosta por su prolongada vida y su amor por el océano. La langosta rehúye de explicaciones sobre el trasfondo de este estado de las cosas. Tampoco profundiza mucho en cómo se establece el sistema social que castiga de este modo la elección de una vida fuera de una relación romántica.
"Todos hemos atravesado relaciones románticas; han habido periodos en los que estamos solteros. Es algo que todos experimentan", dijo Lanthimos a The Washington Post. Pero el filme toma esa base, en apariencia obvia, para indagar en las interpretaciones que les damos a esos periodos de supuesta soledad. "¿Por qué es así? ¿Por qué sentimos eso? ¿Por qué estamos organizados de esta manera? ¿No hay otra vía? ¿Cómo es posible sentirse libre dentro de eso? ¿Hay amor verdadero y cómo podemos identificarlo? ¿Cómo lo mantenemos?".
Claro, en las calles de San José no encontraremos a nadie convertido en cerdo o perro por vivir en soltería, pero, jugando las reglas del filme, ¿estamos tan lejos de ellos, si juzgamos por la censura social sobre esa elección? El cine de Lanthimos está repleto de preguntas que, aunque no estén planteadas de la manera más común, resuenan muy cerca de la experiencia cotidiana.
Excéntrica como es, La langosta sigue siendo una historia de amor. "Creo que sí quería hacer un filme romántico", dijo Lanthimos a Indiewire. "No estoy seguro de si era intencional desde el puro principio, pero estoy seguro de que en algún momento de la escritura del guion se hizo intencional". No obstante, sus filmes no son solo una cosa ni husmean en una sola dirección. "Aunque sea mi filme más cálido y romántico, quiero que tenga esa visión más cínica de las cosas, que muestre la ironía y el absurdo de cosas que consideramos normales".
'La langosta' (2015, Irlanda, Grecia, Reino Unido, Francia y Países Bajos), de Yorgos Lanthimos, se exhibirá a la 1 p. m. del sábado 23 de julio en Club Magaly, del Cine Magaly. La sala se ubica en barrio La California, San José. ¢2.500 el boleto (¢2.000 para estudiantes con carné y para ciudadanos de oro). Habrá un foro posterior, a cargo de Érick Fallas.