El autor Kazuo Ishiguro, de 62 años, fue nombrado como el ganador del Premio Nobel de Literatura 2017. El autor es "quien en novelas de gran fuerza emocional ha descubierto el abismo bajo nuestro sentido de conexión ilusoria con el mundo", aseguró en su presentación la secretaria permanente de la Academia Sueca, Sara Danius.
"Si mezclas Jane Austen y Frankz Kafka tienes a Ishiguro. A la mezcla también le añades un poco de Marcel Proust. Es un escritor con gran integridad", dijo Danius en una entrevista durante la ceremonia, que se realizó en la ciudad de Estocolmo. El material audiovisual puede revisitarse en la cuenta YouTube de la Academia.
Las primeras declaraciones de Ishiguro fueron publicadas en el sitio de la BBC. Antes de hablar con la prensa, el autor no había sido contactado por el comité del Nobel y dijo que no estaba seguro de si las noticias eran falsas.
"Es un honor magnífico porque significa que estoy pisando las huellas de los grandes autores que han existido, ese es un elogio estupendo", aseguró a la BBC. "Este mundo está en un momento incierto y esperaría que todos los premios Nobel sean una fuerza para que ocurra algo positivo en el momento en el que está el mundo (...) Me conmovería profundamente si puedo participar de alguna forma en la atmósfera positiva de tiempos tan inciertos".
El ganador del Nobel tiene siete novelas publicadas. Su tesis de maestría en escritura creativa se convirtió en su debut Pálida luz en las colinas (1982), sobre una mujer japonesa radicada en Inglaterra.
Popularmente, Ishiguro es conocido por dos grandes novelas que fueron llevadas a la pantalla grande: Los restos del día (1989) y Nunca me abandones (2005). Su última novela es El gigante enterrado (2015).
Ishiguro consiguió el prestigio Booker Prize en 1989 por Lo que queda del día. En la historia, un mayordomo y una dama de llaves comparten un vínculo emocional importante, en una gran casa británica, después de la Segunda Guerra Mundial.
La novela fue adaptada y llevada a la pantalla grande en 1993, protagonizada por los actores Anthony Hopkins y Emma Thompson. La cinta fue nominada a ocho premios Óscar, entre ellos a la mejor banda sonora, pero no ganó ninguno.
Nunca me abandones, por otro lado, es considerada por la crítica una mezcla de un thriller de ciencia ficción junto con el estilo usual de Ishiguro, una prosa contagiada por la melancolía y frustraciones de personajes que no consiguen comunicarse sus verdaderos sentimientos.
La adaptación de Nunca me abandones (2010), con los actores Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield, fue bien recibida por la crítica, pero una decepción comercial para Fox Searchlight.
En 1998, el nuevo Nobel de Literatura fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras por el gobierno francés.
En el 2009, Ishiguro también colaboró con letras para el álbum de jazz Breakfast on the Morning Tram (2009), de la cantante estadounidense Stacey Kent. El disco se puede escuchar en Spotify.
El premio para Ishiguro es un regreso a la premiación de literatura más convencional, tras el anuncio del Nobel del 2016 para el cantautor estadounidense Bob Dylan.
Géneros y sentimientos
Ficción histórica, ciencia ficción, fantasía. Los géneros de las novelas de Kazuo Ishiguro son elásticos para sus historias. "Lo importante es que la historia vuele", le dijo a The New Yorker al publicar su último trabajo El gigante enterrado, en el 2015.
La trama de la novela presenta a una pareja de ancianos de Inglaterra medieval que viaja en busca de un hijo que no recuerdan, mientras aparecen ogros, dragones y uno de los caballeros del rey Arturo. Fantasía, a todas luces.
Cuando la novela salió y fue criticada como tal, Ishiguro le dijo al New Yorker "el género es básicamente la etiqueta de mercadeo que la industria de libros le ponen en retrospectiva al libro para ayudar a que se venda entre ciertas audiencias".
Más allá del género de sus historias, el estilo de la prosa de Ishiguro es habitar esos géneros con su propios temas: la nostalgia, la memoria, las conexiones emocionales desplazadas o rotas por la incomunicación.
En sus dos primeras novelas (Pálida luz en las colinas y Un artista del mundo flotante) utilizó como escenario geográfico e histórico su país natal Japón, aunque el autor nunca se ha considerado como autor "japonés" pues vivió en Nagasaki hasta que cumplió los cinco años.
Ishiguro creció en Inglaterra y allí llevó la maestría de escritura creativa de la Universidad de Anglia del Este, inspirado en parte porque el autor Ian McEwan también lo había llevado.
"Cuando escribí sobre Japón, algo se desbloqueó. Una de las historias que mostré en clase estaba ubicada en Nagasaki en el momento que cayó la bomba atómica. Estaba narrada desde el punto de vista de una mujer joven. Mis compañeros me dieron un impulso de confianza y me dijeron que mis historias japonesas eran emocionantes, que iba a llegar lejos", le contó Ishiguro en entrevista con The Paris Review en el 2008.
Sin embargo, su mayor éxito lo tuvo con su tercera novela y su primera ficción completamente inglesa: Los restos del día , que obtuvo el premio de literatura Man Booker en 1989. Sus personajes no podían ser más británicos: un mayordomo dignificado por su oficio y su estrecho vínculo con la dama de llaves de una gran casa inglesa.
"La gente tiende a crear una equivalencia entre los sentimientos y la debilidad. La novela debate que la noción de la dignidad como el no tener sentimientos contra otro concepto de esa dignidad. Aquella que se le da a los seres humanos cuando tienen cierto control de sus vidas. La dignidad que la democracia les da a personas ordinarias", explicó Ishiguro a la revista Bomb en 1989.
"La superficie de Los restos del día es casi perfectamente quieto (...) Justo debajo de la subestimada superficie de la novela la turbulencia es tan inmensa como lenta. La novela es una brillante subversión de los modos ficticios de los que parece descender. Muerte, cambio, dolor y maldad invaden su mundo inocente", escribió el autor Salman Rushdie en una reseña del libro para The Guardian en el 2012.
Esas brutales invasiones de mundos perfectos y frágiles también se pueden leer en las páginas de su segundo gran éxito con la crítica y los lectores: Nunca me abandones (2005). En ella, la ciencia genética es el escenario en el que Ishiguro propone preguntas sobre la autonomía de sus personajes y expone las heridas emocionales de "pequeños" malentendidos.
"Ishiguro no escribe como un realista. Escribe como quien personifica a un realista, esa es la razón para la fascinación peculiar de sus libros", opinó el crítico Louis Menand para The New Yorker.
Sin embargo su estilo ha sido también llamado "ínsipido" por el crítico James Wood de la misma revista estadounidense. De su novela Los inconsolables (1995), Wood escribió que "inventó su propia categoría de mala calidad".
Pese a la consistencia de muchos elementos, incluyendo el tono de voz de sus personajes, en la variedad de sus géneros, Ishiguro encuentra cómo transgredirse. Su fluidez entre los "géneros" le ha permitido explorar puntos de vista y contextos.
"Durante mi carrera he luchado para que la gente me lea en un nivel más metafórico", decía Ishiguro a la revista europea Der Spiegel en el 2005. "Mi materia nunca va a ser el triunfo del espíritu humano. Estoy interesado en la capacidad humana de aceptar lo que parece un destino cruel y limitado".