Hablar de los espectáculos del Circo del Sol es hablar de virtuosismo y estética, de precisión humana, de tecnología de punta apoyando los recursos artísticos; es hablar de asombro, encantamiento, sorpresa y riesgo.
Muy diferentes entre sí, las diferentes propuestas del Circo del Sol tienen eso en común, pero Corteo tiene además la firma de Daniele Finzi Pasca, su creador y director, quien con su teoría del “teatro de la caricia” e inmensa creatividad nos abre los ojos a la magia que hay inmersa en la humanidad y que se hace aun más evidente ante la inevitable certeza de la muerte invitándonos a celebrar la vida.
De una línea que encuentro más convencional y clásica de las otras propuestas que he visto ( KA, O, La Nouba y Varekai ) vemos a toda clase de personajes del circo tradicional: el elegante payaso cara blanca, el pueblo, los ángeles y el maestro de ceremonias, que se unen para celebrar el regreso de un ser querido a la luz eterna y además está quien más goza de esta celebración, el “muerto” .
A través de este hombre lleno de ternura hacia todos y todo lo que lo rodean se despierta en nosotros el recuerdo de algún querido personaje de nuestra historia personal.
Rompiendo la cuarta pared del escenario nos sentimos compenetrados con esa mágica historia y la vivimos a plenitud, gracias a la magistral actuación del protagonista.
Si queremos hablar de recursos escénicos en relación con el material humano una vez más nos sorprenden con el grado de virtuosismo que puede alcanzar el ser humano tanto física como emocional, e intelectualmente, logrando que las muchas imágenes poéticas que conforman el espectáculo se desarrollen llevando la metáfora a la acción.
En el elenco vemos el resultado de una disciplina férrea que conlleva a una precisión que compararía con la de los mejores relojes, y claro, tienen que ser así pues de eso depende la seguridad de sus compañeros.
Me cautivó además el exquisito trabajo musical, tanto de la banda, como del elenco, que con una gracia inigualable convierten un cortejo fúnebre en una loca y revoltosa tarantela.
De una gran valía es la virtuosa composición y ejecución de una música llena de acentos e intervenciones que refuerzan la acción dramática y la gran riqueza y abundancia tímbrica que nos transporta histórica y geográficamente a los diferentes paisajes planteados.
En Costa Rica no ha existido circo tradicional; sin embargo, a pesar de que no tenemos una cultura circense hemos sido fieles espectadores de los circos trashumantes que nos visitan y sé que a partir de este momento, gracias al nivel de maestría que el Circo del Sol nos trae con Corteo , los parámetros de comparación del publico serán sumamente altos.
También sé que nuestros artistas nacionales se caracterizan por superar con creces los retos a los que se enfrentan y estoy segura de que encontraremos el camino para desarrollar un identidad circense, con altos estándares de calidad y honestidad que nos permitan cautivar al público en igual medida.