La emoción y el dinamismo son los sellos del Verano Sinfónico, en más de dos hora de música variopinta.
Desde el 2012 los conciertos de esta gira anual le brindan un valor agregado al trabajo de la Orquesta Sinfónica Nacional. Además, el ejercicio ha evidenciado ser del gusto de un público cautivo que, quizá no es seguidor usual de la OSN, pero sí agradece la oferta de conciertos ensamblados con una conceptualización especial.
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Para este año el director invitado es el costarricense Alejandro Gutiérrez, quien también ofrece acotaciones didácticas durante parte del recital. Vale la pena recordar que en el espectáculo se repetirá en diferentes comunidades, en escenarios con características muy distintas al Teatro Nacional.
Dividido en dos partes, el concierto comienza con dos obras que, si algo tienen en común, es la agilidad, la diversión y la energía. Así ocurre con la Obertura de la opereta Caballería Ligera (1866), de Franz von Suppé y el popular tema Los Toreadores, de la ópera Carmen (1875), de Georges Bizet.
Dos cantantes líricos (la mezzosoprano Keren Padilla y el barítono José Arturo Chacón) intervienen en otros extractos de la misma ópera y luego comparten en un corte de Don Giovanni (1787), de Wolfgang Amadeus Mozart, que el público probablemente reconocerá. Extraña que la participación de los cantantes sea tan breve, a diferencia de ediciones anteriores de estos conciertos, en los que los vocalistas regresaban al escenario para fusionar su trabajo con el de los otros invitados. Además, por su calidad vocal, valdría la pena tenerlos más rato en tarima.
La inclusión de dos tema pertenecientes a la banda sonora de Star Wars es un gran tino de esta edición. El estreno de una nueva parte de la saga cinematográfica en el 2015 todavía tiene a una buena audiencia en éxtasis, por lo que es excelente coyuntura para “revisitar” estas obras de John Williams.
Para la segunda parte del concierto Malpaís es protagonista. El grupo, que ya ha interpretado las obras con estos mismos arreglos orquestales anteriormente, mostró su material con solidez.
La mancuerna entre la Orquesta y la agrupación resulta exitosa en cuanto las versiones aportan variaciones también en estructuras de canciones y en armonías vocales, brindando un material que puede resultar valioso incluso para quienes hayan escuchado al grupo en reiteradas ocasiones.
Entre las sorpresas, sobresale un solo compartido entre la percusión de Tapado Vargas, la batería de Gilberto Jarquín y los timbales de Biskmarck Fernández.
El sonido en conjunto resulta inevitablemente inspirador, con melancolía cuando las piezas así lo ameritan o, si no, con momentos llenos de intensidad y vitaminas. Si hubo algún descuido en la interpretación de los instrumentos fue quizá por ese entusiasmo que se desbordaba. Resulta incluso emocionante ver a músicos de la orquesta coreando algunos temas.
Si bien se mantiene la variedad en el Verano Sinfónico del 2016, ojalá la decisión de la OSN de interpretar tanto material de un solo artista local de música popular no sea exclusiva de esta edición. Resulta gratificante obtener un panorama amplio de un exponente con material valioso pero reinterpretado con un vocabulario musical más grandilocuente que el usual. Esto y la inclusión de obras de diversas épocas y géneros en una serie de conciertos se resume en una oportunidad que el oyente no debería desaprovechar.
FICHA TÉCNICA
ARTISTA: Orquesta Sinfónica Nacional
DIRECTOR INVITADO: Alejandro Gutiérrez
INVITADOS: Keren Padilla, José Arturo Chacón y Malpaís
LUGAR: Teatro Nacional
FECHA: 12 de febrero