Kalú, según la lengua del pueblo Kuna, significa lugar de encuentro. A diez años de su fundación, el restaurante Kalú exhibe con orgullo su nombre como el lugar en donde convergen la gastronomía, el diseño local y el gusto por el café.
"Inicialmente, era un restaurante de cocina hecha de manera rápida y saludable", comentó Camille Ratton, directora y fundadora de Kalú en una llamada telefónica. El restaurante, ubicado 50 metros este del Parque Francia, en barrio Escalante, inicio modesto, pero ahora es un punto de referencia obligatorio en la zona.
"Es un lugar con comida mucho más compleja, un espacio en donde la gente se reúne con su familia o donde empiezan negocios; sin buscarlo, el lugar se transformó en un punto de encuentro, de gente que nos sigue visitando, que han hecho el lugar suyo", señaló Ratton, quien también es chef.
La fecha del aniversario es el 21 de noviembre, pero será este jueves 23 el día en que esos diez años de encuentros se celebren en el lugar. Lo harán a partir de las 7 p. m. con un menú especial de bocas, barra de gin tonics y una presentación del DJ y productor nacional Funka. La entrada tendrá un costo de ¢3.500.
Diez años de encuentros
Kalú se encuentra en barrio Escalante, en una casa que también alberga la Cafeoteca –una cafetería y tienda de granos– y Kiosco, una de las primeras tiendas de diseño local en el país. El proyecto inició en Santa Ana, en el 2007, pero luego se mudó a barrio Amón, en donde encontró una identidad.
"Por ese momento no había muchos restaurantes de esta línea en San José, ni había una tienda especializada en el diseño local.
"La propuesta del restaurante fue mía y la tienda inició como una opción para adquirir productos diseñados aquí y obra de arte pequeña; fue una idea de Juani (Juan Ignacio Salom, esposo) y mi mamá (la curadora Virginia Pérez-Ratton), ", explicó Camille Ratton.
Kalú y el Kiosco se ubicaron por varios años en barrio Amón, en frente de la sede principal de Fundación Teorética. Dicha fundación fue creada por su madre. Esa locación cerró sus puertas el 26 de julio del 2014 y en octubre de ese mismo año encontró en Escalante su nueva casa, literalmente.
"Habernos instalado en una casa ha ayudado mucho a que el restaurante tenga un ambiente más casual, realmente propicia el ambiente que hemos querido ofrecerle a la gente", señaló Ratton. El "Proyecto K", como le llama ella, echó raíces en Escalante y ahí se quedará.
"Cumplir diez años como emprendimiento no es cosa fácil. Esperamos seguir compartiendo con la gente este espacio", finalizó.