El amor es poderoso; mueve masas, destruye barreras y es capaz de hacer felices a las personas. El amor que los fans de Percance sienten por la banda es intenso y profundo, como quedó demostrado este fin de semana en los dos conciertos que el grupo nacional presentó en el teatro Melico Salazar.
Celebrar sus 18 años de carrera y la despedida para emprender nuevos caminos en México fue el motivo de la celebración musical, fraguada entre saltos, risas y nostalgia.
El primer concierto se realizó el sábado 23 de marzo. Los miembros de Percance recordaron esta presentación como intensa, por la presencia de muchos fans de hueso colorado, quienes los han acompañado a lo largo de su travesía musical. Sin embargo, la del domingo 24, fue como el adiós que le da una familia a los seres queridos que dejan el hogar, en busca de cumplir sus sueños.
Por lo general, cuando hay un espectáculo en un recinto como el Melico Salazar, el público lo disfruta sentado en sus butacas, pero eso no podía pasar en un concierto de Percance. Cuando uno a uno los músicos de la agrupación salieron al escenario para presentarse, ya la audiencia estaba de pie, preparada para lo que se sabía iba a ser una fiesta de música, baile y adrenalina. No había empezado la música y ya todos estaban ansiosos de gritar a más no poder.
Y así fue. El tiempo fue elegida como la primera canción de la velada, probablemente como una estrategia para romper el hielo. La enérgica canción puso a todos a bailar, la tónica de toda la velada porque con Percance no hay chance para descansar.
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Percance dejó el corazón en sus conciertos en el Melico Salazar
La tarde y noche del domingo, en el segundo concierto de despedida de Percance, fue un espacio para el agradecimiento. Se notaba en cada uno de los artistas un sentimiento extraño que combinaba nostalgia y alegría a la vez. En más de una ocasión se escuchó la voz del cantante Esteban Ramírez quedarse sin aliento y sostener las lágrimas, unas que muchas veces dejó salir con todas las fuerzas que ameritaba un momento como este.
No es para menos, ya que después de 18 años de luchas y esfuerzo por convertirse en el grupo que son hoy, el camino los lleva a tomar nuevos rumbos y emprender en México su proyecto musical desde cero.
Pero todos los que llenaron el Melico Salazar lo hicieron con la convicción de que esto no fuera un adiós, sino un hasta pronto. De paso, los fans querían desear al grupo los mejores éxitos a la banda, la cual conocimos hace casi dos décadas siendo un grupo de chiquillos de colegio.
Pero volviendo a las emociones del espectáculo, hay que decir que pocas veces se ve al Melico convertido en un manicomio de ska y rock latino. Aunque las butacas se convirtieron en un obstáculo para el baile, a muchos se les olvidó donde estaban y se dejaron contagiar por la energía positiva de los músicos.
La euforia se mantuvo al tope durante toda la presentación, pero también hubo espacios para los recuerdos y agradecimientos. Los muchachos de Percance prepararon varios videos con los que contaron su historia y aprovecharon para agradecer a quienes siempre creyeron en ellos. En medio de un fiestón intenso, esos momentos fueron un golpecito de ternura al corazón.
Un Percance que sacudió fuertemente al Melico Salazar
En la primera parte del show los músicos lucieron con trajes y corbatas de color negro. La gozadera se armó con temas como Desesperados, Vete y Pura Vida. En uno de los cambios de vestuario, volvieron a sus raíces al usar los icónicos sacos morados que solían llevar al inicio de sus carreras. Con ese look revivieron recuerdos con 13 botellas, Sin pensarlo y No vuelvas. También interpretaron La negra, Solos, Un amanecer y La mitad de lo que soy.
Además, un invitado inesperado se unió al espectáculo. El famoso perro Logan, conocido en las redes sociales, tuvo el detalle de subir al escenario para desearle al grupo lo mejor en esta nueva etapa. Y, como en toda fiesta de cumpleaños, no podía faltar el momento de soplar las velitas. Un queque gigante apareció en la tarima y al ritmo de las palmas de sus amigos, familia y fans, la banda festejó.
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Pero la música tenía que seguir. Se sumaron al repertorio piezas como Más que ayer, Su mirada, Cómo saber y Sola, que cantaron en compañía de Mechas, de KDHO, quien ha sido un mentor para ellos.
El momento del cierre ya estaba llegando, pero la celebración seguía a flor de piel y parecía que nadie se quería ir. Percance invitó a otros músicos a acompañarlos en la tarima, ese fue un espacio más tranquilo, con la presencia de un arpa, un violín, clarinetes y un chelo.
Al cierre, la queridísima Gira el mundo no faltó a la cita. Así, acompañados por la magnífica banda del Colegio Cedes Don Bosco, terminaron por todo lo alto un show que, de nuevo, quedó para el recuerdo.
Al grito unísono de “No se va, no se va, Percance no se va”, los artistas en el escenario no podían contener sus lágrimas. Fue impresionante ver la capacidad de asombro y gratitud que todavía guardan en sus corazones, a pesar de ser una de las agrupaciones nacionales más exitosas de la actualidad. Percance es eso: amor, alegría, música y gratitud, y así fue como sus seres queridos les dijeron hasta pronto.
¡Felicidades, Percance! Por una vida de luchas, pero sobre todo por demostrar que sí se puede y que nunca es tarde para seguir luchando por los sueños.