En el 2010, cuanto tenía solo 20 años, Aaron Hernández se convirtió en ficha de los Patriots de Nueva Inglaterra, el equipo más ganador de la era del Super Bowl; tres años más tarde, en el 2012, firmó con ese conjunto de la liga profesional de fútbol americano (NFL por sus siglas en inglés) un contrato por $40 millones.
Estaba destinado a brillar, hacía una dupla perfecta con el mariscal de campo Tom Brady y los medios de comunicación no le perdían la pista porque sabían que era una estrella en ascenso.
Sin embargo, detrás de toda esa fama que estaba obteniendo, el jugador de ascendencia puertorriqueña e italiana escondía una vida turbulenta, plagada de vicios y delitos que terminaron por provocar que se quitara la vida en la cárcel.
“Es probable que Hernández hubiera sido con su número 81 uno de los protagonistas en los títulos de la NFL que conquistaron los Patriots en 2014 y en febrero del 2017”, reseñaba la BBC.
Su historia es digna de una película y Netflix lo entendió y estrena la serie El asesino oculto: En la mente de Aaron Hernández. “Por qué alguien que lo tiene todo se involucraría en algo así”, es una de las interrogantes que plantea la nueva producción.
La serie documental se compone de tres capítulos que analizan cómo el jugador pasó de ser una estrella en ascenso de la NFL a un convicto, en cuestión de meses.
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¿Qué fue lo que llevó a Hernández a la muerte? Para el 2012 todo pintaba de maravilla para el jugador: se convirtió en padre de la pequeña Avielle Janelle Hernández, junto a su prometida, Shayanna Jenkins. Además, firmó por cinco años con los Patriots de Nueva Inglaterra. Sus sueños se estaban cumpliendo.
Sin embargo, en el 2013, el joven de 23 años encontró una piedra en su camino. Se trataba del también jugador Odin Lloyd, prometido de su cuñada y quien, según especulan los medios internacionales, conocía algunos detalles de su vida privada y amenazaba con exponerlos.
En junio de ese año, Lloyd fue hallado muerto y con heridas de bala en un parque industrial en North Attleboro, Massachusetts, cerca de la casa del famoso jugador. Horas antes, ambos habían estado departiendo juntos.
Al cabo de 10 días, la Policía había allanó la casa de Hernández para arrestarlo y acusarlo de asesinato en primer grado por la muerte de Lloyd. “También se le imputan cargos relacionados por porte de armas. Se declara inocente y se le retiene”, afirmó CNN.
Horas después del arresto, los Patriots decidieron expulsar al jugador.
En el 2015, Hernández fue declarado culpable de asesinato en primer grado por la muerte de Lloyd y por posesión ilegal de armas y municiones. De acuerdo con los fiscales, Hernández no solo mató al novio de su cuñada, sino que fue la mente maestra detrás del homicidio.
A la estrella de la NFL, quien en reiteradas ocasiones se declaró inocente, se le impuso cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
La serie documental de Netflix, que se encuentra disponible en la plataforma de streaming desde esta semana, muestra una historia reconstruida con testimonios de amigos, jugadores y expertos. También ofrece imágenes exclusivas de la Corte, las llamadas telefónicas de Hernández desde la prisión y entrevistas con quienes conocieron a Hernández y Lloyd.
“Examina meticulosamente la tormenta perfecta de factores que condujeron al juicio, la condena y muerte de un atleta que aparentemente lo tenía todo”, dice Netflix.
El 19 de abril del 2017, Hernández fue hallado muerto en su celda en el Centro Penitenciario Souza-Baranowski de Lancaster, Massachusetts. El jugador de fútbol americano se había colgado con una sábana.
Tras el suicidio, la familia de Hernández donó su cerebro a la Universidad de Boston para diagnosticar si el jugador sufría encefalopatía traumática crónica, que se relaciona con los golpes que reciben en la cabeza los jugadores de fútbol americano. Para ellos, esto permitiría conocer si su conducta violenta estaba relacionada a esa enfermedad.
De acuerdo con la revista People, un juez del estado de Massachusetts había accedido a eliminar la cadena perpetua en contra de Hernández; no obstante, el jugador ya se había quitado la vida.