Las amenazas principales identificadas para las tortugas baulas en el mundo son la pesca incidental, la explotación de huevos y la captura dirigida de ejemplares, así como la destrucción o alteración de su hábitat de anidación.
En Costa Rica, a estas amenazas se suma la contaminación lumínica y sonora, producida por la industria hotelera en los alrededores de la costa.
Según Rotney Piedra, director del Parque Marino Las Baulas, en el país se trabaja en todos estos aspectos -con gran mística, pero pocos recursos- desde 1988.
Primero, se ha logrado erradicar el saqueo de huevos de tortuga en esta área y hasta se han implementado los llamados 'viveros', que son lugares en donde los huevos colocados en zona de riesgo de depredadores son vigilados hasta su eclosión exitosa.
"La etapa de la reproducción es una de las más peligrosas en la vida de las tortugas. Muchas de las crías resultan devoradas por los depredadores, lo que pone en mayor peligro la capacidad de reproducción de la especie", dijo Piedra.
De igual manera, la matanza de tortugas hembras adultas es extremadamente dañina, pues afecta el proceso reproductivo.
En este sentido, la responsabilidad de barcos camaroneros y otros pescadores es elevada. Según Piedra, existe un número considerable -aunque cada vez menor- de tortugas muertas por caer en redes.
Pero la acción humana afecta también en la costa, pues en las playas colindantes se han construido muchas casas, hoteles e instalaciones marítimas sin tener en cuenta las alteraciones naturales que implican. "La destrucción de los arrecifes de coral causada por contaminación, dragado o manejo descuidado de las anclas también resta protección y fuentes de alimento a las tortugas marinas. Es decir, son muchas las amenazas y hay mucho por hacer", concluyó Piedra.