Tras casi siete horas de un cuidadoso montaje, la escultura de mármol en homenaje a Juan Pablo II quedó instalada ayer, a las 11:27 a. m., en la esquina noroeste de la catedral metropolitana.
Después de seis meses de trabajo y espera, un equipo montó a partir de las 5:30 a. m. el conjunto en mármol blanco de Carrara (Italia) creado por el escultor costarricense Jorge Jiménez Deredia.
Esta obra muestra al fallecido Sumo Pontífice con su báculo con la cruz y su mitra mirando hacia la ciudad y el futuro, acompañado de una niña y de una mujer que se apoya en él para levantarse.
Cuidados y sustos. Con la ayuda de una grúa para 80 toneladas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la escultura fue sacada, tras una hora de esfuerzo, del contenedor en que fue traída desde Italia.
Sacarla de ahí fue difícil porque el conjunto solo tenía un centímetro de espacio libre a cada lado para poder hacer las maniobras. La pieza salió sana y salva gracias a un equipo compuesto por trabajadores de la Municipalidad de San José y el ICE, dirigido por Jiménez Deredia.
Después, la obra de 25 toneladas y 4,10 metros de altura, fue acostada en el asfalto de la calle cero, apoyada en una cama de tablones de madera que traqueaban bajo su peso.
La tarea más compleja fue ponerla en pie, ya que cualquier movimiento mal hecho podía significar que el mármol se quebrara, sobre todo en las partes más frágiles de la pieza que son la nariz de Juan Pablo II y el Cristo del báculo.
De repente pareció que todos los observadores contenían la respiración del susto cuando, al poner en pie la escultura, esta se impulsó hacia adelante, quebró una caja de madera y se volteó un poco hacia la derecha.
El único que no puso “cara de infarto” fue Jiménez Deredia, quien explicó que eso estaba calculado y que, precisamente, él puso la caja de madera para amortiguar el golpe y evitar un daño a la pieza.
Después de esto, la escultura fue movida hacia la acera y de allí a su pedestal en la catedral.
Al mediodía estaba totalmente montada y recibió el primer “baño” para librarla de la suciedad que recogió en el proceso.
A la 1 p. m. la obra fue tapada con plásticos pues se inaugurará el sábado 30, a partir de las 9 a. m., en una gran ceremonia que incluye la bendición y un acto cultural.
Mucha emoción. Todo esto transcurrió en medio de un ambiente de gran emoción, alegría y, por supuesto, también algo de tensión de los involucrados en el montaje y también de decenas de curiosos que desde buena mañana siguieron el montaje desde el cordón de seguridad alrededor de la zona.
“Conocí personalmente al santo padre Juan Pablo II, en Roma. Ver una estatua de él tan perfecta como esta es una alegría para mí y para toda Costa Rica. Es un regalo grandioso”, expresó Reinaldo Robles, de 76 años, quien llegó a las 8 a. m. para atrapar el montaje con su camarita fotográfica.
“Es una belleza. Imagínese que desde que la vi sentí un escalofrío que todavía no se me ha quitado”, declaró Betty Maroto, de Hatillo.
Por su parte, Johnny Araya, alcalde de San José, afirmó: “Esta escultura conjuga muy bien con la catedral y nuestra ciudad. Es un mensaje de esperanza para San José y para el país”.
El arzobispo, Hugo Barrantes, dijo: Es una escultura moderna donde Juan Pablo II mira al frente y nos invita a apoyarnos en Dios para seguir adelante”.