Cuando el profesor Joseph D. Novak inició su trabajo posdoctoral en biología, en los años 50, se dio cuenta de que le interesaba más comprender cómo era que las personas aprendían, que establecer el comportamiento de una especie de insecto que a pocos les podía interesar.
“Mucho de lo que se conocía sobre el aprendizaje se había aprendido de experimentos con ratas, y somos muy distintos de las ratas”, afirmó Novak.
Él se basó en la teorías de David Ausubel del aprendizaje significativo, que señala que la persona aprende cuando consciente y explícitamente vincula nuevos conceptos a otros que ya posee.
Novak estaba convencido de que hasta los niños más pequeños podía aprender cosas complejas, como el estado de la materia.
¿Cómo probar esto? En la década de los años 60, Novak creó los mapas conceptuales como herramienta para comprobar lo aprendido por los niños. Para 1978, ya eran una herramienta utilizada en universidades.
Novak está convencido de que la utilización de los mapas conceptuales revoluciona el aprendizaje y multiplica por diez la capacidad de aprendizaje del humano.
Profesor e investigador de la Universidad de Cornell, en Nueva York, y del Institute for Human and Machine Cognition , en Florida, Novak es el autor de libros como Learning How to Learn (Aprender cómo aprender) y Learning, Creating and Using Knowledge (Aprender, crear y utilizar el conocimiento).