Limón vibró ayer, esta vez no al ritmo de un carnaval sino al paso de un funeral. Durante todo el día los limonenses no escatimaron en respeto, música, canciones, discursos, comparsas y cariño para despedir a su King.
El líder cultural, padre del carnaval y barbero Alfred Josiah Henry Smith murió el domingo 8, a la 87 años, y fue enterrado ayer.
Decir que aquello fue un funeral es quedarse corto: aquello fue carnaval, fue homenaje, fue encuentro de culturas y, sobre todo, fue reivindicación de una figura que simboliza más que fiesta.
Fue una conmemoración en que se mezclaron la contagiosa música y movimientos de las comparsas, los elegantes trajes, la nostálgica música de una banda, los himnos religiosos en inglés, los pésames, los arreglos florales, las lágrimas del último adiós y los aplausos de agradecimiento a un "limonense excepcional".
Y es que Mister King -como lo conocían- fue el hombre a quien se le ocurrió hacer un carnaval cada octubre a partir de 1949, pero también fue un líder cultural muy activo, que no solo se mantuvo como centinela del Black Star Line, sino que presidió la Universal Negro Improvement Association de Limón, ayudó a muchos jóvenes a terminar sus estudios, fue soporte de varios equipos deportivos y patriarca de una familia de 17 hijos, 66 nietos, 29 bisnietos y siete tataranietos.
A partir de la 1:05 p. m. el templo episcopal San Marcos estuvo abarrotado durante las dos horas y 15 minutos que duró la ceremonia religiosa en honor a su querido Mister King.
Quince ventiladores eléctricos y decenas de abanicos trataron de espantar el calor, pero este siempre acompañó el féretro de madera en que los restos mortales de Henry Smith descansaban escoltados por 12 oficiales de la Fuerza Pública.
Fue una actividad bilingüe en que las diferentes personas que intervinieron recordaron las diferentes facetas de Mister King y subrayaron que era más que el padre del carnaval, en que se cantó, se aplaudió y se prestó para tener un buen nudo en la garganta.
Un gentío. Después vino el recorrido de casi dos kilómetros hacia el cementerio General de Limón. Tras la bandera de Costa Rica, la carroza fúnebre con el ataúd se convirtió en la cabeza de un desfile en que iba la enorme familia, así como 17 grupos de la provincia, una banda, una pequeña comparsa y una innumerable cantidad de sus amigos y conocidos.
El silencio de aquella procesión era roto unas veces por la música de la Banda Nacional de Limón y otras por la comparsa Los Sitios, de Cieneguita.
Los limonenses que no fueron al funeral salieron a las aceras, pasillos y balcones para seguir con la mirada el paso de Mister King.
En el cementerio esperaba mucha gente que aplaudió al homenajeado. Cerca de la puerta del Cementerio General de Limón, los hermanos Sterling y su comparsa recibieron y despidieron al patriarca con música y baile a su estilo caribeño.
El resto de la despedida fue emotiva y dolorosa. Eran las 4:40 p. m. En medio de las canciones y oraciones de sus allegados, el ataúd fue ubicado en el nicho de la tumba que le correspondía. Allí ninguno de sus familiares pudo retener las lágrimas, mientras en el fondo se escuchaba la comparsa y la triste melodía de una dulzaina.