Los niños costarricenses pueden pasar hasta seis horas diarias jugando videojuegos y, por lo general, lo hacen sin compañía ni supervisión de sus padres.
Así lo señala un estudio del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) realizado con 395 niños de entre 9 y 11 años.
Según la investigación, el 63,3% de los niños juegan videojuegos casi siempre solos, frente a un 22,2% que lo hace con amigos. Por su parte, un 71,9% afirmó que nunca juega con la madre, y un 59,9% no juega con el padre.
El estudio también revela que los hombres y las mujeres juegan de forma completamente diferente y por motivos distintos.
Mientras que más de la mitad de las niñas dijo jugar videojuegos solo por entretenimiento, más del 50% de los niños lo hace como una forma de aprendizaje y comprensión de su entorno.
“La idea fue entender el mundo de los niños en los videojuegos, saber sus motivaciones, qué hacen con ellos y por qué se abstraen. Crear conocimiento que ayude a que los padres entiendan a estos niños y que sepan por qué juegan tanto”, explicó Carlos Brenes, autor de la investigación.
“Esto no pretende satanizar los videojuegos, pues también son un medio de aprendizaje. Estos niños son de una generación mediático-electrónica, en la que, por razones económicas, las madres trabajan y no pueden estar siempre en casa. Además, ya no es tan común que ellos jueguen en parques por la inseguridad”, agregó.
Videojuegos e identidad. El estudio subraya que la forma de jugar videojuegos revela la identidad de los niños y cómo se perciben. La mayoría dijo que sus juegos favoritos son los de aventura y rol, que les permiten identificarse con un personaje y superar retos.
“Muchos niños ven los videojuegos como simuladores de la vida real, en donde pueden hacer cosas o seguir roles que normalmente no harían. Por ejemplo, a las niñas se les dice socialmente que no sean agresivas, pero algunas pueden usar estos juegos para sacar la agresividad que no pueden tener en la vida real. Pueden ser vías donde descarguen su energía o estrés”, comentó Brenes.
El investigador agrega que esta es una razón por la que se prefiere jugar en solitario.
“Es cierto que muchos niños juegan solos y se aíslan, pero también muchos juegos se diseñan para un solo jugador, que representa un personaje que evoluciona según cómo se juegue”, afirmó Brenes.
Hombres y mujeres. Una de las conclusiones más contundentes es que hombres y mujeres tienen psicologías de juego totalmente distintas.
Los hombres juegan más horas, con mayor frecuencia y prefieren consolas más tecnológicas (como Nintendo wii o Playstation 3).
Las mujeres tienen usos más heterogéneos –usan más aparatos; computadora, Internet, celular y consolas– y juegan menos tiempo.
Además, por lo general, las niñas tienden a utilizar videojuegos para “matar el tiempo” cuando no tienen nada que hacer. En cambio, los hombres los usan más para comprender su entorno o formularse dudas sobre sí mismos.
Además, las niñas con más rasgos de agresividad y los niños con autoestima más baja son los que tienden a pasar más horas jugando. Los niños con tendencia a jugar solos también son los que se preocupan por aprender más y esforzarse en la escuela.
Papel de los padres. La investigación señala que los padres no se involucran lo suficiente en vigilar el juego de los niños ni en preguntarles sobre sus juegos favoritos.
Solo el 12% de los niños estudiados dijo que sus padres los regañan si juegan mucho, al 10,9% los castigan quitándoles los videojuegos, el 31,6% señaló que sus padres sabían en qué consistían los juegos, y el 9% afirmó que sus padres han jugado con ellos.
Los datos hicieron que de un proyecto que nació como tesis de licenciatura se creara un curso de escuela para padres en el Instituto de Investigaciones Psicológicas, a fin de que padres e hijos compartan ideas sobre el tema.
“Este trabajo pretende que los padres vean lo importante que es acompañar a sus hijos en estos juegos y que se identifiquen con ellos”, agregó Brenes.