Londres. EFE. “Algo no va bien en el País de Nunca Jamás. Tenemos que regresar”, intuye Wendy en el primer capítulo de la esperada segunda parte del libro de Peter Pan, que está desde ayer en 30 países.
La secuela del gran clásico del escocés James Mathew Barrie (1860-1937) procura deleitar a los más pequeños bajo el llamativo título: Peter Pan de rojo escarlata.
La segunda parte la escribió la autora británica de libros infantiles Geraldine McCaughrean.
El hospital infantil Great Ormond Street de Londres, al que Barrie cedió en 1929 sus derechos, eligió a esa novelista para relatar las nuevas aventuras de Peter Pan.
La autora ganó en el 2004 un concurso que marcó el centenario de la obra y al cual se presentaron unos 200 literatos de todo el mundo.
Ganadora. El honor recayó en McCaughrean, de 55 años, una narradora veterana que lleva más de 130 libros, pese a los rumores que apuntaban a la archiconocida y millonaria J. K. Rowling, creadora del mago Harry Potter.
De carácter más bien tímido, la novelista se confesó ayer algo nerviosa por el gran impacto publicitario de la vuelta de Peter Pan.
La escritora compartirá con el centro médico las ganancias de la obra editada en España por Alfaguara y traducida a 34 idiomas.
El país de los niños que se niegan a convertirse en adultos resulta ahora “más frío, más peligroso y más aterrador que antes”, explicó McCaughrean.
El libro incluye nuevos personajes y suprime otros antiguos.
La historia transcurre en 1926, 20 años después que en el clásico de Barrie, en un País de Nunca Jamás invadido por una sombra siniestra y roja que no presagia nada bueno.
Peter cambió un poco. Ahora es más vanidoso y malhumorado, pero sigue con el hada Campanita y los “niños perdidos” enfrentándose a su gran enemigo: Garfio.