Un grupo de nueve escritores costarricenses, en su mayoría jóvenes con libros inéditos, liberaron ayer a la poesía en seis cárceles nacionales.
Esta actividad era uno de "los platos fuertes" del V Festival Internacional de Poesía, que se realiza en el país desde el sábado.
En verso, los poetas hablaron de amor, ambiente, política, erotismo y temas existenciales en los centros penitenciarios de La Reforma, Puesto 10, Adulto Mayor, Cocorí (Cartago), El Buen Pastor y San Sebastián.
La respuesta que recibieron de los privados de libertad no pudo ser mejor: asistieron muchos, estuvieron muy atentos a cada palabra, aplaudieron con gran emoción y hasta se atrevieron a decir en voz alta algunos versos de cosecha propia o ajena.
Los poetas participantes fueron Alfredo Ilama, Diego Mora, Paola Valverde, Daniel Marenco, Byron Espinoza, Alejandro Cordero, Laura Solano, Faustino Desinach y Karina Acosta.
Para lograr la invasión poética en territorio penitenciario, ellos se vieron en el Gran Hotel Costa Rica, se dividieron en dos grupos y cada agrupación se encargó de visitar tres cárceles.
Hubo ovación. Uno de los grupos, integrado por Espinoza, Marenco, Valverde, Ilama y Mora, llegó al centro penal de Cocorí, ubicado en Cocorí, a las 9:30 a. m. Lo jóvenes regalaron cuatro rondas de poemas a más de 40 internos que se reunieron en el gimnasio de la cárcel.
Con el lema de que "la poesía salva", Paola Valverde presentó a los invitados y, de inmediato, cada quien se lanzó con su artillería.
Eso sí, hubo restricciones: cada participante no pudo leer más de un texto por ronda.
Hubo poemas intimistas, existenciales, eróticos, críticos y amorosos; hubo textos extensos y cortísimos; hubo guiños irónicos y una gran carga de realismo.
Los reclusos estuvieron concentrados en las palabras de los poetas y los recompensaron con aplausos calurosos, tanto que al final los premiaron con una ovación de pie.
Quedaron tan motivados que dos de ellos se animaron con lo propio: Franklin Meza improvisó uno con sus sensaciones del momento, mientras Carlos Enrique Campos recitó de memoria una creación suya acerca de la desesperación por tomar la pluma.
Carlos González Gutiérrez, un interno de 57 años, dijo que la actividad fue una gran experiencia. "Nos alienta a seguir adelante y a que cuando estemos en libertad hacer algo mejor por el futuro de nuestros hijos y nietas", expresó.
Para Rudy Solís Borge, recluso de 25 años de edad, la poesía les permite sentirse libre a pesar de que allí, en la cárcel, hay "tantas palabras encerradas".
Tentación en 'San Sebas'. Los poetas que fueron a Cartago llegaron ayer por la tarde muy motivados a su lectura poética en el centro penitenciario de San Sebastián, en San José.
Allí los esperaban unos 50 privados de libertad y unos 15 funcionarios de la cárcel en el patio del área de visitas de la cárcel.
En San Sebastián, los jóvenes escritores leyeron sus poemas en tres rondas. El silencio y una insistente garúa acompañaron a sus palabras que, invariablemente, terminaron con una lluvia de aplausos de los presentes.
Lo curioso es que cerca del espacio para los poetas había un grupo de internos que inicialmente jugó dominó completamente desinteresado en la poesía; no obstante, conforme los versos conquistaban a la audiencia, ellos fueron tentados y dos de ellos acabaron poniendo más atención a la poesía que al juego.
Al final, los jóvenes terminaron dando autógrafos y poesías, y conversando acerca de literatura. "Ha sido una experiencia mágica. Es importante que la poesía llegue a este tipo de públicos", dijo la poetisa Valverde.