Prusia es un bosque frío y calmo; para ser precisos, más calmo de lo que debiera.
Se deberían escuchar más aves y –tal vez– ver a más pequeños mamíferos rondando por sus 200 hectáreas; sin embargo, las especies de árboles dominantes no favorecen esa explosión de vida tan propia de los trópicos porque son propias de otras latitudes.
Esta es una de las razones por las cuales se ha iniciado en el Bosque Prusia (parte del Parque Nacional Volcán Irazú) un proyecto que muy pocas veces se observa en un área protegida de su tipo: la tala de 163 ejemplares de cipreses, pinos y eucaliptos.
Al interés por ofrecer a aves y mamíferos mejores condiciones y más alimento, se une el peligro que algunos de los grandes troncos suponen para los visitantes. Algunos de ellos, incluso, han caído al suelo en zonas públicas, aunque nadie ha salido herido.
El proceso. Rafael Gutiérrez, director del Área de Conservación Cordillera Volcánica Central y encargado de este proyecto, explicó que primero se identificaron árboles en mal estado: algo podridos, con raíces falseadas o muy torcidos, por ejemplo.
Posteriormente se realizó una consulta a la Secretaría Técnica Ambiental (Setena) y se expuso el plan a los vecinos pues, por ley, la madera no puede comercializarse sino que solo puede ser aprovechada por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) o por escuelas de la zona que así lo soliciten mediante sus Juntas de Educación, explicó Gutiérrez.
El funcionario señaló que normalmente las escuelas usan la madera para hacer pupitres y reparar cerchas de sus edificios.
Por su parte, el Sinac aprovechará su parte de las 70.000 pulgadas cúbicas de madera para remodelar una casona de principios del siglo XX localizada en la entrada de este bosque al norte de Cartago.
Posteriormente, esta casona se utilizará como centro de capacitación y dormitorio para el personal del Sinac.
La siguiente fase del proyecto, la reforestación, se realizará de dos maneras: de forma inducida (por personas) y de forma natural (donde se dejará a la naturaleza trabajar por su cuenta).
Entre las especies que se sembrarán están varios tipos de roble y el ciprecillo, el cual –a pesar de su nombre– es una especie local.
Gutiérrez explicó que la siembra se realizará como parte de un proceso educativo con escolares de la zona.
Así, esperan que dentro de algunos años sea más común observar especies como el escarchero, la tangara de monte, o el junco volcanero –que ya viven en este bosque– y que también se favorezca a coyotes, conejos, armadillos y zorras grises.