Los sectores forestal, agro, turismo y pesca se sumaron a la lucha por detener la pérdida de la biodiversidad.
Así lo estipularon los países, reunidos en México con motivo de la cumbre sobre biodiversidad que inició el 2 de diciembre y se extenderá hasta el 17, al firmar la Declaración de Cancún este fin de semana.
Dicho documento viene a renovar los compromisos adquiridos en 2010 con las 20 Metas de Aichi, las cuales forman parte del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB).
Al amparo de esta declaración, se integrará una agenda de trabajo para promover el aprovechamiento sostenible de las especies por parte de los sectores productivos. Esto, con el fin de que sigan disfrutando de los servicios que dan los ecosistemas, sin caer en la explotación.
“Empezamos a romper las barreras del lenguaje, y no hablo de aquellas entre nuestras diferentes lenguas maternas, sino a las jergas que usamos en los sectores”, dijo Braulio de Souza, secretario de la CDB.
De esta manera, las naciones se comprometieron a crear políticas y presupuestos que integren esa agenda común entre conservación y usos, así como a aumentar la cooperación internacional y la transferencia tecnológica.
En ese sentido, Alemania anunció que continuará invirtiendo 500 millones de euros anuales en proyectos ambientales alrededor del mundo.
Urgencia
El plazo de cumplimiento de las Metas de Aichi llega a su fin en 2020 y, a cuatro años del cierre del decenio, dos tercios de ellas no han sido alcanzadas.
“Las presiones sobre la diversidad biológica siguen presentes, en buena parte por la demora de los gobiernos para adoptar medidas efectivas para impulsar la conservación”, se lee en un comunicado enviado por los organizadores de la cumbre.
Los informes enviados por los países a la CDB revelan que, entre 6% y 44% de ellos no contienen información que sugiera que se haya producido un cambio significativo o que el país cumple una meta determinada.
“Para 2020, es posible que el mundo sea testigo de una disminución de dos tercios de la población de la fauna mundial en solo medio siglo”, advirtió la organización World Wildlife Fund (WWF).
Con esa pérdida de biodiversidad deviene una disminución de los servicios ecosistémicos que garantizan a las personas medicamentos, abastecimiento de agua limpia y seguridad alimentaria, al tiempo que se elevarían las tasas de pobreza y la posibilidad de desastres.