Los biólogos Nathan Robinson y Christina Figgener extrajeron una pajilla de 10 centímetros de la fosa nasal de una tortuga lora ( Lepidochelys olivacea ) en Guanacaste.
Los científicos pertenecen a The Leatherback Trust, una organización privada que realiza proyectos de investigación en las playas Grande y Ventanas del Parque Nacional Marino Las Baulas de Guanacaste y en playa Cabuyal, cercana al Parque Nacional Santa Rosa.
El utensilio de plástico le impedía al macho de tortuga lora respirar con normalidad.
El animal probablemente se tragó la pajilla y al tratar de expulsarla, esta se fue por el conducto equivocado.
Robinson y Figgener realizaron la maniobra en un bote. Una vez que removieron la pajilla, aplicaron un antiséptico y liberaron al quelonio.
“Cada pajilla, bolsa o botella plástica termina en los océanos y podría marcar la diferencia entre la vida o muerte de cualquier animal”, escribió Robinson en su perfil de Facebook.
De hecho, el plástico está de número seis entre los 10 desechos más comunes en el océano, entre estos figuran botellas, tapas de envases, pajillas y removedores, así como recipientes de productos de limpieza.
La problemática es tan grave que, en un solo día, voluntarios alrededor del mundo reportaron 245 animales enredados en los desechos que inundan las playas, según consta en un informe de la organización Ocean Conservancy (OC) divulgado en el 2011.
“Las imágenes de pájaros enredados, tortugas estrangulándose con bolsas plásticas y basura flotante, han llegado a ser demasiado familiares”, dijo Vikki Spruill, directora de OC en ese entonces.
Debido a la basura, los animales sufren mutilaciones que los dejan indefensos ante depredadores e incluso pueden morir por asfixia o inanición al no poder alimentarse adecuadamente.
Impacto ambiental. El 80% de los residuos que contaminan las costas y océanos vienen de actividades realizadas en tierra firme.
De acuerdo con Luis Diego Marín, director de Preserve Planet, en Costa Rica, una familia utiliza unos 3.500 envases al año.
“Una botella de plástico le puede dar la vuelta al mundo en cuatro años. Eso, por la acción de las corrientes”, comentó el fotógrafo Sergio Izquierdo, quien fue expedicionario de 5Gyres.
Cada año, los voluntarios de la Asociación Terranostra (ATN) recolectan 46 toneladas de residuos en las costas del país. En algunas playas se reportan 2.500 botellas por kilómetro.
Ese plástico tardará entre 100 y 400 años en degradarse (algunos hasta 1.000 años). Aunque terminen reducidos a partículas diminutas, seguirán impactando la pesca y el turismo, así como la salud de las comunidades.
Un estudio para Conservación Internacional, de la científica Jacquelyn Burmeister, halló partículas de plástico –que medían entre 1 y 4,7 milímetros (mm)– en 12 playas costarricenses.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), reporta la ingesta de plásticos por parte de 170 especies alrededor del planeta.
Esto, a su vez, amenaza la salud humana, ya que tales compuestos tóxicos se pueden transferir a las personas mediante el consumo de dichas especies.