El cautiverio es la última opción. La meta de los centros de rescate siempre será reintroducir los animales al bosque y eso es lo que los diferencia con otros establecimientos.
"El objetivo de un centro de rescate debe ser siempre la liberación y no hacer una colección", comentó Esther Pomareda, bióloga del centro de rescate Las Pumas.
Por ejemplo, Las Pumas recibe unos 180 animales al año. De estos, alrededor del 40% logran devolverse a su hábitat. Por su parte, el Zoo Ave cuenta con un éxito de liberación del 80% "Se liberan principalmente aves y monos, en otros mamíferos cuesta más la rehabilitación", manifestó Sergio González de Zoo Ave.
La reintroducción del animal depende de la edad y el estado de salud en que se encuentra, así como de la especie. "Nos han llegado aves que en dos horas ya las podemos liberar, porque solo venían golpeadas y con reposo ya se recuperan. Otros, como los manigordos, pueden estar tres meses porque requieren tratamiento médico, reposo y rehabilitación", explicó Marta Cordero, veterinaria del centro de rescate Las Pumas.
Las crías de monos, por ejemplo, requieren una rehabilitación de tres años para volver al bosque. "El tiempo es para que se hagan muchachillos y empiecen a independizarse", detalló Cordero.
Además, los monos requieren una tropa del al menos cuatro individuos. De lo contrario, si se libera solo a un mono, otras tropas lo pueden rechazar y matar.
"Por eso nosotros formamos tropas. Los monos de edades parecidas están en jaulas cercanas para que se vayan conociendo y así vayan preparándose para cuando sean liberados", manifestó Joseph González de Zoo Ave.
"En el caso de las aves, se busca liberarlas en lugares donde hayan árboles que puedan usar para alimentarse y perchar. Nosotros las monitoreamos después de la liberación para constatar que todo esté bien", destacó Ronald Sibaja, también funcionario de Zoo Ave.
En el caso de Las Pumas y el Parque Marino del Pacífico, las liberaciones se coordinan con las oficinas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) para que estas se realicen en parques nacionales y refugios.
El sueño de Pomareda y Cordero es darle seguimiento a los animales liberados, aunque para ello se necesita financiamiento que aún no tienen.
"Quisiéramos implementar un sistema de monitoreo post liberación por medio de un chip, para que este envíe una señal satelital que nos permita seguirlo por unos dos años. El chip -del tamaño de un grano de arroz- se le implantaría de manera subcutánea", explicó Pomareda.