En Naciones Unidas no hay nadie que tenga un puesto más alto que Christiana Figueres cuando de cambio climático se trata.
Desde hace cinco años, la costarricense lleva la batuta de la Secretaría Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
A menos de 40 días para que se lleven a cabo las negociaciones climáticas más importantes de la historia, Figueres recibió a La Nación en su despacho en la ciudad de Bonn, en Alemania.
Es aquí donde representantes de los 195 países discutieron, esta semana, el borrador de acuerdo que se firmaría en diciembre próximo en París, Francia.
Ese convenio vendría a sustituir al Protocolo de Kioto a partir del 2020 y establecería un nuevo régimen para impedir que la temperatura aumente más allá de dos grados Celsius, en comparación con la época preindustrial.
¿Por qué a los costarricenses les deberían importar estas negociaciones?
Lo que se está preparando en Bonn y la decisión que va a salir de París, pareciera que va a ser algo estratosférico desde la perspectiva de cualquier ciudadano de Costa Rica o de cualquier otro país, pero eso no es así.
”La verdad es que se está definiendo cuál va a ser la transformación de la economía mundial y esta va a tener un efecto directo sobre la calidad de vida de cada ciudadano, en cada país, en esta generación y, sobre todo, en las generaciones futuras.
”Aunque pareciera algo alejado de la vida real, la verdad es que hay pocas decisiones que se están tomando en el mundo que vayan a tener tanto efecto sobre cada uno de nosotros, como esta”.
¿Podría ser París un nuevo Copenhague (2009, intento fallido por alcanzar un acuerdo)?
No. París no será Copenhague. París y Copenhague no tienen nada que ver. No hay ninguna similitud por muchas razones.
”Primero, las soluciones tecnológicas hoy en día son muchísimo más accesibles de lo que lo fueron hace seis años.
”La tecnología solar ha bajado su costo en 80% desde el 2008 y ha incrementado suficiencia en un 40%. Lo mismo con la energía eólica, ya tenemos baterías más accesibles y más poderosas.
”Ya el potencial tecnológico tiene un rol muchísimo mayor de lo que teníamos hace seis años.
”En segundo lugar, los mercados de capital ya están empezando a movilizarse hacia las tecnologías limpias y renovables. Están empezando a darse cuenta de que hay más riesgo de invertir en tecnologías viejas y obsoletas (y sobre todo en tecnologías basadas en combustibles fósiles).
”Lo tercero, hay muchísima más voluntad política en todos los países, en parte porque se están sintiendo muchísimo más los efectos negativos del cambio climático.
”Pero quizá lo más importante es que los países se han dado cuenta de que es de su interés nacional participar en la agenda global. Esa coincidencia entre lograr las metas de desarrollo nacionales, a través de las medidas y políticas que se toman para efectos del cambio climático, es lo que le está dando fuerza a París”.
La ciencia ya dijo que las contribuciones nacionales o INDC que presentaron los países no son suficientes para mantenernos debajo de los dos grados.
No, la ciencia no lo dijo; lo dijimos nosotros.
Usted ha dicho que ningún país fue tan ambicioso como debió en sus INDC. ¿Mantiene esta postura? ¿Considera que los países tienen que dar más?
Por supuesto, pero eso lo sabe todo el mundo. El total de los planes de cambio climático que tenemos, que son 154 por el momento, no alcanzan para ponernos por debajo de los dos grados Celsius, pero eso ya lo sabíamos desde hace un año. Eso no es noticia.
”Eso solo refleja la realidad: uno no transforma la economía de un día para otro y, por lo tanto, lo importante es que París tiene que recoger los esfuerzos del momento, pero también tiene que poder lograr segmentar la dirección y el proceso que se tiene que hacer para llegar a los dos grados en los próximos 10 o 20 años.
”La gran sorpresa, y esto sí fue una sorpresa porque no lo hubiéramos podido soñar hace un año, es que el impacto colectivo de los planes de cambio climático que tenemos sea tan ambicioso.
”Aquí ya estamos hablando de cuatro gigatoneladas que se están reduciendo con respecto a lo que hubiéramos tenido con esos planes de cambio climático, y eso representa ya no estar en dirección a cuatro o cinco grados de incremento de la temperatura, sino por debajo de tres, lo cual es un gran logro.
”No quiere decir que estamos a dos grados y por eso hay que continuar durante unos 10 o 15 años, pero estamos muchísimo mejor de lo que estábamos el año pasado y, ciertamente, de como estábamos hace seis años”.
¿Qué papel juegan entonces las metas de largo plazo que se están discutiendo y los medios de revisión de estas contribuciones nacionales?
Esa es precisamente la parte importante de París. No solamente es recoger los planes de ahora que ya están sobre la mesa, sino marcar la pauta que nos va a llevar a una neutralidad climática para el año 2050-2060 o por ahí, junto a los mecanismos de transparencia y de revisión de progreso que vamos a tener.
”Además, dónde estarán los puntos de inflexión (año clave del INDC) en el que se va a revisar y medir el progreso”.