Ciudad Quesada, San Carlos
Las fuentes de aguas termales son un deleite para propios y extraños en Costa Rica. Sin embargo, cuántas hay en el país y qué usos se les da a cada una, son interrogantes que intrigan a los investigadores.
Por eso, con el objetivo de visualizarlas, conocerlas mejor y motivar a las comunidades a sacarles el mejor provecho, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), de la Universidad Nacional (UNA), intenta elaborar un mapa lo más completo posible que contenga todas las fuentes termales del territorio costarricense.
Eliécer Duarte, vulcanólogo del Ovsicori, es el encargado de continuar con un proyecto que en 1982 iniciaron sus colegas, ya jubilados, Jorge Barquero y Rodrigo Sáenz. Desde entonces, ellos pudieron contabilizar 72 nacientes, pero la cifra podría quedarse corta. Es más, se estima que podrían superar las 100.
A finales del 2018, cuando Duarte concluya el inventario y se obtenga el mapa, se sabrá la cantidad exacta de estas fuentes. Según comentó el vulcanólogo, por ahora, solamente en San Carlos ya se han identificado 36 fuentes termales.
Entre las localidades donde se sabe que hay nacientes de este tipo, destacan La Palmera y Aguas Zarcas, en San Carlos. Otras están ubicadas en las faldas del volcán Platanar, al sureste de Ciudad Quesada, así como en La Fortuna, también en San Carlos.
En Guanacaste se han hallado en lugares como Bahía Salinas, Murciélago, Miravalles, Las Juntas y Cañas; en Barva de Heredia; en Istarú y Pejibaye, en Cartago, así como en Dota, San José; La Unión en Puntarenas y en Estrella y Telire, en Limón, entre muchos otros sitios.
Energía y otros usos
Este miércoles, durante una visita al parque recreativo Agua Caliente, en San Rafael de Ciudad Quesada, donde se localizan tres nacientes en un terreno de 83 hectáreas, Duarte afirmó que las fuentes termales no son solo un recurso turístico a explotar.
Estas, según él, podrían ser utilizadas como materia prima para la producción de energía geotérmica y eléctrica, como sucede en otros países.
Asimismo, estas aguas pueden ser aprovechadas con fines terapéuticos, es decir, para tratar ciertos problemas de salud.
El experto aseguró que las termales también pueden ser valiosas si se exploran con fines académicos, recreativos, e incluso sociales, culturales y comunales.
En las visitas que realiza a las distintas fuentes, este especialista recoge datos que son clave para su investigación, entre esos sobre la temperatura, acidez y conductividad de las aguas.