La meta de Costa Rica es llegar a tener una matriz eléctrica basada 100% en energías renovables, pero eso requerirá adaptar los hábitos de consumo.
Actualmente se dan picos de demanda eléctrica en horarios específicos (entre 10 a. m. y 12 p. m. así como de 6 p. m. a 8 p. m.), que obligan al sistema a encender las plantas térmicas.
Según Javier Orozco, director del Centro de Planificación Eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el sistema eléctrico cuenta con plantas que proveen de energía constante para satisfacer la base de la demanda. “No se pueden acelerar o desacelerar porque tienen una inercia térmica enorme”, dijo Orozco.
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Asimismo, existen plantas de “media punta” que se pueden encender cuando la demanda crece de manera constante.
Pero, cuando hay picos de demanda, las únicas plantas que pueden cubrirlos son aquellas que tienen turbinas de gas, el cual se genera a partir de la combustión de diésel. En otras palabras, las plantas térmicas.
Según Orozco, a las plantas térmicas les pasa lo mismo que a los carros: tras mucho tiempo sin prenderse, requieren unos minutos para calentar. “Cada vez que se enciende, gasta diésel por 20 minutos sin que este produzca nada”, expresó.
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“Siempre será deseable incidir sobre tales picos de demanda a fin de aplanar en lo posible la curva y así eliminar gran parte de la generación térmica y de las necesidades de instalación de plantas adicionales”, se lee en el Plan Nacional de Energía 2015-2030. Además, hábitos de consumo que favorezcan la eficiencia de la energía podrían ayudar a “suavizar” esos picos para convertirlos en curva constante.
“Si uno pudiera pasar consumos a la madrugada sería maravilloso. En mi casa, por ejemplo, tenemos tanque de agua caliente al que le puse un timer y lo tengo programado para que caliente a las 3 a. m. ¿Cuál es la dificultad con eso? En Costa Rica, solo el 1% de las viviendas tienen tanques de agua eléctricos, la mayoría poseen termoduchas”, manifestó Orozco.
En el futuro, con la popularización de las redes inteligentes o smart grids, incluso se le podría enviar señales tarifarias a los electrodomésticos y otros equipos para que consuman electricidad en determinado momento.
“Hay que buscar la manera de controlar la demanda, identificando algunos usos que pueden ser más flexibles a la hora de la operación. En Uruguay, por ejemplo, se impulsó un mecanismo tarifario para que el riego agrícola –que consume mucha electricidad– se haga en las horas cuando sopla el viento”, comentó Claudio Alatorre, especialista en cambio climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a periodistas que participan en el programa Entrevistas Climáticas, plataforma de capacitación promovida por Conexión COP y El Árbol.
“Cuando hablamos de energía renovable siempre lo hacemos desde la oferta y nos quedamos ahí, pero no es así. Lo que pasa es que tenemos que ver también la parte de la demanda”, agregó Fernando Ferreira, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), también en declaraciones a Entrevistas Climáticas.
En los últimos 25 años, y según el Plan Nacional de Energía 2015-2030, el consumo eléctrico creció en promedio 4,4% al año.
“Es de esperar que en el futuro este consumo continúe creciendo en la medida que el país alcance mayores índices de desarrollo, si no se aplican políticas para incidir sobre esa tendencia”, alerta este plan.
De acuerdo con Orozco, el sistema está diseñado para que, en condiciones normales, haya entre 5 y 6% de reserva térmica aunque la meta de uso es no sobrepasar el 2% anual. “Eliminar eso es muy costoso”, dijo.“Se deben identificar mecanismos regulatorios más allá de aumentar la capacidad de generación”, señaló Alatorre.