Para lograr que el alza de la temperatura global no sobrepase los 2 °C y provoque graves complicaciones al ambiente, la concentración de carbono en la atmósfera debe mantenerse en un máximo de 450 partes por millón (ppm) al año 2100.
Esto solo será posible si, a partir de hoy, se toman acciones prontas y a gran escala para conseguir un recorte de las actuales emisiones de carbono de entre el 40% y el 70%.
¿Qué sector podría generar un impacto de ese calibre, capaz de dar un vuelco de timón? Pues el energético, el cual deberá abandonar la dependencia hacia los combustibles fósiles (como la gasolina y otros hidrocarburos) para dar paso a fuentes más eficientes y limpias como las renovables (hidroelectricidad, solar y eólica, entre otras).
Estas son las conclusiones que destacó el nuevo informe Cambio climático 2014: energía renovable y mitigación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), instancia técnica encargada del tema en el seno de Naciones Unidas.
Este texto fue redactado por el llamado Grupo de Trabajo III del IPCC, conformado por 235 expertos de 58 países.
Con este tercer informe se concluyen los capítulos que integrarán el Quinto Informe de Evaluación del IPCC, que se dará a conocer en octubre en Dinamarca.
Revolución energética. El nuevo reporte urge a los países a cuadruplicar el uso de energías limpias, ya que, de continuar el ritmo de consumo energético actual, la temperatura global podría incrementarse entre un 3,7 y 4,8 °C al 2100.
“Hay un claro mensaje de la ciencia: para evitar una interferencia peligrosa con el sistema climático, tenemos que dejar de seguir operando igual”, declaró Ottmae Edenhofer, copresidente del IPCC.
“Reducir el consumo de energía nos daría más flexibilidad para escoger entre las tecnologías con poca huella de carbono, ahora y en el futuro”, agregó Ramón Pichs-Madruga, también copresidente del panel de expertos.
La organización Greenpeace no solo coincide con lo expresado por el IPCC, sino que añade que el precio de las energías renovables ya se ha abaratado, lo cual beneficia los países en vías de desarrollo.
“La tendencia apunta hacia las renovables y el motivo central es que los precios se han reducido notablemente. La energía solar ha pasado de ser una de las energías más caras a ser la más barata, después de la eólica”, dijo Sven Teske, de Greenpeace.
La transformación hacia un esquema basado en energías limpias también tiene otros beneficios, según IPCC.
Por ejemplo, se mejorará la calidad del aire con su consecuente impacto en la salud humana y se garantiza la disponibilidad de recursos naturales en el tiempo, lo cual se traducirá en una mayor seguridad de energía.
Esto también traerá un cambio en los patrones de comportamiento como sociedad, ya que se migrará hacia modelos de planificación y movilidad urbana más acordes a la eficiencia energética.
También se deben dar cambios en la dieta y evitar el desperdicio de alimentos por el alto gasto energético que esto conlleva.
El caso tico. La necesidad de migrar hacia una matriz energética a base de energías renovables, no es nueva para Costa Rica, que apostó por la producción de energía con plantas hidroeléctricas.
Sin embargo, la mayoría de las emisiones de carbono del país son resultado de la combustión de hidrocarburos en el sector transporte y energía.
Esto se debe a que la demanda energética creció al igual que el estilo de vida de los ticos y a que el patrón de lluvias ha variado, lo que afecta la hidroelectricidad.
Según el Decimonoveno Informe Estado de la Nación , más del 70% de los derivados del petróleo son consumidos por transporte.
Aunque Costa Rica cuenta con un 52,4% de cobertura forestal que ayuda a capturar y almacenar carbono en sus bosques, la mitigación de emisiones en los sectores energía y transporte es el reto que se presenta para alcanzar la carbono neutralidad.