París, Francia
Las emisiones globales de dióxido de carbono derivadas del uso de la energía se estancaron por tercer año consecutivo en 2016 debido al éxito de las energía renovables y al gas natural en detrimento del carbón, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Estas emisiones provenientes del sector eléctrico, de los transportes o de la construcción, que representan tres cuartos de las emisiones de gases con efecto invernadero, alcanzaron 32,1 gigatoneladas el año pasado, precisó la AIE.
Las emisiones están cada vez más desconectadas del crecimiento económico (+3,1%) debido, entre otros, a los avances logrados en término de eficacia energética, los cambios estructurales de la economía mundial y una mayor toma de conciencia del cambio climático.
Las emisiones de dióxido de carbono se mantuvieron estables en Europa e incluso disminuyeron en Estados Unidos y China, los dos principales países contaminantes y consumidores de energía, lo que permitió compensar las alzas observadas en otras regiones del mundo.
"Los últimos tres años de estabilización de las emisiones en una economía mundial en crecimiento marcan la emergencia de una tendencia", comentó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, en un comunicado.
Esto es "fuente de optimismo", aunque estima "prematuro" afirmar que las emisiones mundiales de dióxido de carbono alcanzaron un pico. Se considera sin embargo que este estancamiento es insuficiente para limitar el calentamiento global a dos grados Celsius.
La explotación del gas de esquisto y una producción eléctrica de origen renovable más competitiva en Estados Unidos, que reemplaza al carbón, o la menor demanda de esta energía fósil en China, explican la caída en las emisiones, a pesar de un crecimiento económico en positivo.
Asimismo en Europa el carbón perdió terreno, con una demanda a la baja de 10% contra un alza de 8% para el gas.