Las características tan particulares de corrientes y temperatura que tiene el golfo Dulce, en el sur del país, propiciaron el aislamiento de una serpiente marina, al punto de dar vida a lo que se sospecha es una nueva especie.
Desde hace cinco años, los investigadores Alejandro Solórzano y Mahmood Sasa –ambos de la Universidad de Costa Rica (UCR)– siguen la pista a este reptil que es completamente amarillo y mide unos 60 centímetros (cm), es más pequeño que su pariente oceánico que alcanza los 85 cm y tiene una tonalidad bicolor.
“Incluso tienen comportamientos diferentes. Las bicolores, generalmente, se encuentran en las líneas de espuma en la superficie del agua. En cambio, estas serpientes amarillas están en aguas limpias y no se agrupan como las otras”, comentó Solórzano.
La sospecha de los investigadores es que la amarilla es una especie endémica (única) del golfo, producto del aislamiento genético de individuos provenientes de la población oceánica que entraron al golfo y siguieron su propia ruta evolutiva.
“Los datos que tenemos hasta el momento nos dicen que estamos frente a un fenómeno de especiación dentro de las serpientes marinas”, dijo Solórzano y agregó: “De hecho, estamos trabajando con marcadores para ver la distancia genética que existe entre la población oceánica y la del golfo”.
Reptil de mar. La principal diferencia entre los ejemplares oceánicos y golfiteños radica en su coloración.
La serpiente marina de vientre amarillo y lomo negro se encuentra desde California (EE. UU.) hasta el norte de Perú, así como en las islas Galápagos y de Pascua. Su nombre científico es Hydrophis platurus .
Los ejemplares amarillos son muy raros y, en Costa Rica, se han observado en bahía Culebra (Guanacaste) y golfo Dulce.
De hecho, Solórzano cree que los de bahía Culebra se derivan de los de golfo Dulce, ya que en el interior de este golfo se halla una población residente mientras que en bahía Culebra son individuos dispersos. “Creemos que fueron ejemplares que lograron salirse”, manifestó Solórzano a La Nación .
En la boca del golfo existe una corriente marina que, apenas ingresa a este, se hunde. Da una vuelta y vuelve a salir.
“Funciona como una barrera natural porque a las serpientes oceánicas les cuesta entrar y a las amarillas salir”, comentó el herpetólogo.
Para los biólogos, la pérdida del color negro en el lomo pudo deberse a la temperatura.
En el océano Pacífico, donde el agua es más fría, el color negro permite concentrar el calor. En cambio, en golfo Dulce, la temperatura del agua superficial es aproximadamente un grado más caliente que en el océano, ya que las corrientes frías tienden a hundirse y empujan el agua caliente hacia arriba. En estas condiciones, la serpiente ya no necesitaría la pigmentación oscura.
Otra diferencia está dada por el tamaño (la amarilla es más pequeña) y este a su vez influye en el tipo de alimentación.
“Sabemos que la serpiente amarilla come peces pequeños, pero no en tanta variedad como la población oceánica. Las serpientes del golfo Dulce solo comen dos o tres especies de peces”, detalló Solórzano.
Aparte de los análisis genéticos, para los cuales se extrae un milímetro de tejido de la cola, los investigadores están tomando datos biométricos (tamaño, peso y sexo) y describiendo su historia natural para tratar de entender su biología reproductiva, hábitat y depredación.
También están tomando muestras de veneno para caracterizarlo. “Preliminarmente hemos visto diferencias entre el veneno de esta población versus el de la especie oceánica”, dijo Solórzano.
En este proceso de recolección de datos, los investigadores cuentan con el apoyo de dos hoteles: Playa Nicuesa Rainforest Lodge y Hostal del Mar Golfito.
Asimismo, consultan la colección de reptiles del Museo de Zoología de la UCR.
Un sitio particular. Golfo Dulce es un fiordo, es decir, una depresión que fue inundada por el océano. Es uno de los cuatro que existen en el trópico.
Su relieve subacuático es irregular y asemeja a una olla. La profundidad en la entrada es de unos 60 metros, mientras que a lo interno existen puntos que alcanzan hasta los 215 metros.
Esa poca profundidad en su entrada limita la circulación de agua hacia el interior. De hecho, en la parte interna, la capa superficial del agua es movida principalmente por el viento.
Esa poca circulación del agua también propicia características anóxicas, eso quiere decir que se registra menos oxígeno conforme se desciende en profundidad.
Sin embargo, el aporte de nutrientes que realizan los ríos propician una diversidad y abundancia de especies.
Estudios previos dieron a conocer que las ballenas jorobadas amamantan a sus crías en este golfo y las hembras de tiburón martillo lo utilizan como sala de maternidad . De hecho, los tiburones juveniles se guían por el relieve subacuático .
También, las tortugas negras visitan sus “restaurantes” de pastos marinos .
“El golfo es un ecosistema que definitivamente hay que conservar”, dijo Solórzano.