Al cumplirse diez días de la operación de cataratas a la que fue sometido, el manigordo Nicoa está más activo que nunca y se le enseña a cazar para que así pueda regresar al bosque.
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Según Esther Pomareda, bióloga del centro de rescate Las Pumas, en Guanacaste, se le está dando presas pequeñas como ratones. Conforme avance en destreza, se le brindarán presas más grandes: cuilos, ratas, codornices y conejos.
“Esas presas tienen un tamaño similar a lo que encontraría en el bosque”, dijo la bióloga.
Nicoa ya reacciona a los estímulos que Marta Cordero, médico veterinaria de este centro de rescate, le provee para valorar su agudeza visual.
“Le enseño cables blancos para ver si los puede enfocar y ya intenta jugar con ellos”, comentó Cordero a La Nación .
Este manigordo (Leopardus pardalis), macho de tres kilogramos y cuatro meses de edad, fue decomisado por funcionarios del Área de Conservación Tempisque (ACT) en una finca de Nicoya y trasladado a Las Pumas para ser rehabilitado y, posteriormente, liberado en el bosque.
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Sin embargo, al encontrársele un problema de visión , fue necesario intervenirlo quirúrgicamente, ya que esta especie es nocturna y depende del sentido de la vista para cazar su alimento.
La cirugía estuvo a cargo de Hugo Gamboa, médico y cirujano veterinario de OftalVet, y el anestesiólogo Adrián Cartín.
Según Cordero, la inflamación tras la operación le disminuyó en tres días y se recupera bastante bien, al punto que ya anda subido en los árboles.
El 15 de febrero, Gamboa visitará el centro de rescate para revisarlo y valorar la retina.
Asimismo, Gamboa aprovechará para realizar electrorretinografías (examen de retina) a los ocelotes que se encuentran en Las Pumas y así construir una base de datos de agudeza visual según la edad del animal.
Esto porque en el país no se cuenta con parámetros de referencia o una línea base.
Liberación. Para Cordero, aparte de la visión, la liberación de Nicoa dependerá de su conducta. Por ello es necesario desestimular su relación con el ser humano y procurar así su sobrevivencia en el bosque.
“Si al verlo a uno, el animal huye; eso es un buen indicador de que tendría éxito de sobrevivencia”, acotó Pomareda.
En el caso de los manigordos, y según Cordero, esto podría ocurrir al cumplir un año de edad (Nicoa tiene cuatro meses).
De salir todo bien en su proceso de rehabilitación, Nicoa podría ser liberado a principios del 2017 en un sitio cercano al área donde se encontró, haya disponibilidad de presas y no exista presencia humana.