La cumbre del clima, realizada en Lima, Perú, culminó dejando al menos los lineamientos para que los países informen sobre sus contribuciones para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el 2015.
Asimismo, las naciones consensuaron que el tema de cómo adaptarse al fenómeno será voluntario; es decir, cada país es libre de incorporarlo en sus contribuciones. Esa es la síntesis del documento Llamado de Lima para la acción climática .
En este, los países coincidieron en la necesidad de impulsar un acuerdo legalmente vinculante que sustituya al Protocolo de Kioto, el cual aplique a todos y contemple de forma balanceada temas como mitigación adaptación, financiamiento, transferencia tecnológica, desarrollo de capacidades y transparencia.
El texto subraya el compromiso de las naciones por alcanzar un acuerdo ambicioso en la próxima cumbre, por realizarse en París, Francia, en el 2015.
“Que refleje el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas a la luz de las circunstancias nacionales”, se lee en este.
“El documento de Lima es más que un paso hacia París 2015, es un claro ejemplo de que si trabajamos juntos podemos encontrar el balance y acercarnos a ese objetivo común que acelere la acción climática”, dijo Manuel Pulgar-Vidal, ministro peruano de Ambiente y presidente de la COP20 de Lima.
Lo acordado es, sin embargo, apenas un esquema que deberá pulirse más para llegar a ser un texto apto para la negociación. Eso se hará en Ginebra, Suiza, en febrero.
Contribuciones. Las contribuciones nacionalmente determinadas (INDC, por sus siglas en inglés) contemplan cuotas de reducción de los GEI entre el 2015 y el 2020, así como acciones de adaptación y medios de ejecución para lograr las metas.
Los países deberán reportar sus INDC en el primer semestre del 2015, datos que serán la columna vertebral del nuevo acuerdo que se aprobaría en París.
Los números deberán presentarse según los mismos lineamientos para que sean comparables entre países y puedan sumarse, a fin de cuantificar el esfuerzo global y verificar si ha sido suficiente para evitar un incremento de 2 °C en la temperatura del orbe.
En Lima se definió que las INDC deben contener información cuantificable sobre el punto de referencia (año base), periodos de implementación, cobertura (nacional o sectorial), procesos de planificación, enfoques metodológicos para inventarios y remoción de gases, su relación con el objetivo de la convención sobre cambio climático, así como cuán justa y ambiciosa es la meta en el contexto de cada país.
El acuerdo de Lima, empero, no detalla números. “Los Gobiernos fallaron en alcanzar un acuerdo sobre planes específicos para reducir emisiones antes del 2020 (...). La conveniencia política ganó sobre la urgencia científica. En lugar de liderazgo, entregaron un plan opaco, con muy poca relevancia científica”, dijo Samantha Smith del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
En cuanto a adaptación, se reforzarán los Planes Nacionales de Adaptación (NAP, por sus siglas en inglés).
Los NAP responden a una planificación de país para reducir vulnerabilidades ante el cambio climático.
Los avances permitirán que los países puedan acceder a financiamiento, como los recursos del Fondo Verde del Clima.
“El camino hacia París ha empezado en Lima. Debemos seguir trabajando para un acuerdo internacional sólido. Tal acuerdo puede impulsar la innovación y estimular las inversiones necesarias para crear un mejor crecimiento y un clima más seguro”, expresó Felipe Calderón, presidente de la Comisión Mundial sobre la Economía y el Clima.