Cámaras que se activan solas cada vez que algo se mueve.
Estas son las denominadas cámaras trampa, que han permitido la creación de una nueva base de datos sobre la vida de animales en estado silvestre, pero de manera no invasiva.
La valiosa información recogida en nuestro país por estos dispositivos automáticos fue presentada por el Proyecto para la Promoción de Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad (Mapcobio).
Estos resultados se dieron a conocer en las instalaciones del INBioparque, en Santo Domingo de Heredia, y es una idea de cooperación entre el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
Adolfo Artavia, consultor de este proyecto, reveló que hasta el momento se han identificado unas 140 investigaciones con cámaras trampa en el país, y se cuenta con información correspondiente a 89 de ellas.
A la presentación asistieron unas 70 personas, entre las que se encuentran autoridades del Sinac, funcionarios de las áreas de conservación, investigadores, empresarios, propietarios de reservas, guías de turismo, representantes de instituciones del Estado y de organizaciones no gubernamentales.
Según Artavia, tras la reunión se espera que se pueda crear una red de investigadores con cámaras trampa para compartir información que facilite la conservación de la fauna silvestre.
“Es un esfuerzo que busca poner la información a disposición de la gran comunidad nacional. La idea es que cada quien ponga lo que tiene en la libreta, en la base de datos, un esfuerzo en común”, dijo Gustavo Induni, de Áreas Protegidas del Sinac.
Futuro. El proyecto Mapcobio desea colocar cámaras trampa que faciliten la conservación participativa, no solo con investigadores, sino también con personas de las comunidades.
Por esa razón, la base de datos revelada “funciona como una referencia para cuando nosotros definamos dónde vamos a colocar nuestras cámaras trampa”, declaró a La Nación , Masaki Osawa, de JICA.