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En el 2014, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) registró 1.200 denuncias de maltrato animal cometido contra perros y gatos en San José y Cartago.
“Este es un número alto si consideramos que en el 2013 recibimos 1.000 denuncias y en el 2014 se superó en 200”, manifestó Allan Sánchez, de Senasa.
Se decomisaron 390 perros que estaban en condiciones de abandono y maltrato.
“Se encontró que algunos se mantenían en condiciones insalubres, desnutridos, enfermos y utilizados para reproducirse de forma indiscriminada y clandestina, con el fin de ser utilizados para cometer hechos delictivos o incluso provocando mordidas de consideración a otros perros”, destacó Senasa.
De estos, 213 canes se dieron en adopción, castrados y desparasitados, así como debidamente rehabilitados, en caso de haber sido utilizados para peleas.
Para ello, Senasa contó con el apoyo de las organizaciones Humane Society International (HSI) y American Stafford Costa Rica, ya que sus 13 funcionarios no dan abasto para atender las quejas de abandono, negligencia y maltrato que ocurren en la Gran Área Metropolitana (GAM), así como otras labores de vigilancia epidemiológica que pretenden evitar la transmisión de enfermedades de animales a humanos.
Asimismo, estos 13 empleados fiscalizan 1.200 comercios de venta de carne, en cuanto control sanitario, inspecciones a veterinarias, así como atienden animales en caso de desastres naturales.
Aunque el proyecto de ley (expediente 18.298) –que actualmente se discute en la Asamblea Legislativa– no dota a Senasa de más recursos o personal, Sánchez sí considera que es imperativo aprobar esta ley para que al escalar la contravención a delito, se desestimulen los casos de maltrato.
“Al ser una contravención, es poco lo que podemos hacer. De ahí que imponer multas más altas y penas de cárcel, nos ayudará a nosotros”, dijo Sánchez y agregó: “En el caso de los agresores, que sencillamente es gente sin escrúpulos, que hacen las cosas con dolo y sin remordimiento, la cárcel sí puede funcionar y así se crea un precedente en el país para que los casos de maltrato vayan en disminución”.
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Urge ley. Desde el 2014, las peleas de perros son consideradas delito por la Ley contra las peleas de caninos (ley n.° 9.245).
Sin embargo, este es el único delito. Para otras situaciones de maltrato animal, lo que existen son contravenciones.
Para solventar dicha situación, y desde diciembre de 2014, se convocó el expediente 18.298 a sesiones extraordinarias en la Asamblea Legislativa.
Este proyecto de ley propone reformas al Código Penal (ley n.° 4.573 de 1970) y a la Ley de bienestar de los animales (ley n.º 7.451 que data de 1994).
Con estas reformas se pretende especificar delitos y establecer sanciones, tanto multas como penas de cárcel.
La iniciativa incluye un capítulo dedicado a la crueldad animal, cuyos delitos se sancionarían con penas de uno a tres años de prisión.
De considerarlo así el juez, el infractor puede prestar servicio comunitario (solo si es la primera vez que comete la falta) y puede ser remitido a rehabilitación, esto con el fin de tratar su conducta violenta.
La Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa aún debe dictaminar el texto con el objeto de llevarlo a primer debate.
A fin de impulsarlo, organizaciones de rescate y bienestar animal marcharán, hoy domingo, desde la estatua de León Cortés, en La Sabana, hasta el parque central. Convocaron a la 1 p. m.
Para el domingo 8 de febrero, se prevé otra manifestación contra el maltrato animal en Alajuela. Se citó a las 9 a. m., en el parque Juan Santamaría.
“Es inaceptable la barbarie y el salvajismo hacia nuestros animales silvestres y domésticos, nuestros hermanos menores. Tales actos contradicen a una sociedad respetuosa y pacífica como la costarricense”, declaró el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, cuando anunció la convocatoria del proyecto de ley a sesiones extraordinarias.
Prevención de la violencia. Según Sánchez, de Senasa, existe una relación entre maltrato animal y criminalidad.
“La persona que agrede a un animal, puede escalar su violencia hacia un niño, una mujer o un adulto mayor”, dijo Sánchez .
La psicóloga Mirta González, en un artículo difundido por el Colegio Profesional de Psicólogos de Costa Rica, coincide con Sánchez y menciona un estudio realizado por Ascione y Arkow (1999) que relaciona el abuso infantil, la violencia doméstica y la crueldad hacia los animales.
Asimismo, González citó otra investigación realizada por Hensley y Tallichet (2005) en prisiones de media y alta seguridad en Estados Unidos, donde se observó una relación entre maltrato animal y conducta violenta.
“Con el agregado de que la exposición a estos actos como testigo (reiterado por Cuquerella, Querol, Ascione y Subirana, 2003) implica, asimismo, el aprendizaje de la crueldad”, escribió González.
Según Allan Sánchez de Senasa, y con el fin de prevenir la violencia social, el país urge de una política educativa en bienestar animal.
“Si empezamos a romper círculos de violencia desde la niñez, podemos hacer un cambio”, dijo Sánchez y añadió: “Los niños, incluso, educan a sus padres”.
Para Amanda Chávez, funcionaria de la organización HSI, Costa Rica debe evolucionar hacia una cultura donde los animales de compañía (perros y gatos) no sean vistos como objetos.
“Mucha gente cree que está bien tener un animalito amarrado en el patio; por eso, es necesario inculcar en las personas lo que es una tenencia responsable de mascotas”, dijo Chávez.
Un dueño responsable es aquel que ve a su mascota como miembro de su familia. Por ello, vela por su cuidado veterinario, lo tiene castrado para evitar enfermedades , lo alimenta adecuadamente y le provee de agua.
No solo la crueldad, la explotación y las peleas de perros o gallos se consideran maltrato animal; la negligencia también lo es.