El 40% de las especies de aves, presentes en Centroamérica (incluyendo Costa Rica), están amenazadas debido a la pérdida de los bosques.
Ejemplo de ello es la lapa verde ( Ara ambiguus ), la cual vive en selvas bajas o bosques lluviosos del Caribe. Allí, la deforestación y caza ilegal han reducido sus poblaciones.
Otra especie que preocupa a los ornitólogos es el pájaro campana ( Procnias tricarunculatus ), una especie presente en Panamá, Costa Rica y Honduras que realiza migraciones desde tierras altas a bajas y por tanto, necesita bosques continuos.
De hecho, esas 466 especies (correspondientes al 40%) fueron incluidas este 2016 en la Lista de especies de preocupación para la conservación .
Ese listado es resultado de la primera evaluación sobre el estado de conservación de las aves en Centroamérica.
Dicha evaluación estuvo a cargo de ornitólogos del Istmo, quienes contaron con la colaboración de expertos provenientes de México, Estados Unidos y Canadá.
“Esta lista será un gran insumo para la actualización de las listas de especies de aves amenazadas en cada país”, comentó Saíd Laínez, director de Vida Silvestre de Honduras, en un comunicado.
“La información recolectada será la base para potenciar los programas de conservación de las aves y sus hábitats a nivel regional”, especificó Luis Sandoval, investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Alerta. Para esta evaluación, y con el fin de conocer el estado de conservación de los pájaros, los ornitólogos aplicaron el método desarrollado por la alianza Compañeros en Vuelo ( Partners in Flight o PIF, por sus siglas en inglés). También consultaron la base de datos de eBird del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell, la cual registra seis millones de observaciones para Centroamérica.
En total, los ornitólogos centroamericanos evaluaron 1.130 especies de aves silvestres.
A cada una se le asignó un puntaje basado en una serie de criterios técnicos. Según fuera ese puntaje, entonces se enlistaban en diferentes categorías.
De ese total, 466 especies se catalogaron como “de preocupación para la conservación” y eso demandará un esfuerzo de monitoreo constante para detectar a tiempo cambios y así dar respuesta temprana a cualquier situación.
Ahora, de estas 466, hay 145 especies cuyo estado de conservación es aún más crítico y por ello, los ornitólogos las catalogaron “de alta preocupación”.
Eso quiere decir que esas especies requieren acciones de conservación inmediata para evitar su desaparición del istmo.
Hábitats críticos. La deforestación, derivada de la expansión agrícola y el crecimiento urbano, es la causante de la pérdida de grandes extensiones de bosques que funcionan como hábitat para la avifauna.
En este sentido, los ornitólogos identificaron tres hábitats que poseen el mayor número de especies calificadas como “de alta preocupación”.
El primero de ellos lo constituyen los bosques nublados, los cuales son casa de 62 especies de alta preocupación como el pájaro campana, la chachalaca negra ( Penelopina nigra ) y el quetzal centroamericano ( Pharomachrus mocinno ).
El segundo hábitat crítico son los bosques lluviosos con 48 especies de alta preocupación. Este es el hogar de la lapa verde, la cotinga azul ( Cotinga amabilis ) yel talapo de montaña ( Electron carinatum ).
El tercero está constituido por los bosques secos tropicales, los cuales resguardan nueve especies de alta preocupación como la lora nuca amarilla ( Amazona auropalliata ), la lora de Yucatán ( Amazona xantholora ) y el pericón verde ( Psittacara strenuus ), entre otros.