Dos niños caminan entre las ruinas de una casa con varios pollos en sus manos. Una mujer tranquiliza a su vaca de tres años que está preñada, mientras un hombre la revisa. Un perro vaga por la calle, flaquísimo.
Para usted y para mí, son imágenes, pero para tres ticos especializados en Veterinaria de desastres no. Ellos se encuentran en Filipinas, en medio de los destrozos que dejó el tifón Haiyán, que afectó tanto a personas como a animales.
De hecho, uno de ellos – el veterinario Juan Carlos Murillo, de la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA, por sus siglas en inglés)– es precisamente el experto que revisa la vaca preñada.
Mientras millones de dólares se movilizan para atender las necesidades de vivienda y comida de los desplazados por el tifón, este equipo de nacionales trabaja con otros veterinarios y autoridades para asegurar el bienestar animal en la zona.
“Estamos ayudando a la comunidad y al país al ayudar a los animales que son la fuente de ingresos y comida de la mayoría de los campesinos. Sin búfalos no se puede sembrar arroz y, sin aves no pueden tener huevos”, apuntó Gerardo Huertas, director de Manejo de Desastres de WSPA Latinoamérica, quien habló vía telefónica con La Nación desde Filipinas.
El equipo lo completa Cinthya Díaz, oficial de logística, mientras que Murillo es el coordinador veterinario de Manejo de Desastres para Mesoamérica y el Caribe de esta organización.
Desde hace 11 días, los tres costarricenses trabajan para que animales de granja y mascotas reciban atención médica y alimentación adecuada.
Huertas, Murillo y Díaz aterrizaron el pasado 20 de noviembre, luego de que los equipos veterinarios locales pidieran refuerzos.
Ellos ya tienen experiencia en otras situaciones extremas. Han asistido a apoyar tras al terremoto de Haití o en zonas de Afganistán afectadas por la guerra.
También atendieron la región de Cinchona, luego del terremoto del 2009.
“Este equipo tiene mucha experiencia. Hoy por hoy, probablemente sea el mejor de WSPA (en atención de desastres) en todo el mundo”, celebró Huerta.
Respuesta. Desde que el tifón Haiyán golpeó Filipinas y fue evidente la magnitud de la tragedia, WSPA empezó a moverse para responder a la tragedia.
El primer equipo en desplazarse a la zona fue el de India y lo siguió el destacado en Tailandia. Sin embargo, la complejidad de la tarea requirió “pedir refuerzos” a otras regiones, por lo que llegó un grupo de Inglaterra y la delegación tica.
Los costarricenses llegaron a la isla de Panay, en el centro del archipiélago filipino. Ahí han establecido una coordinación estrecha con médicos animales locales, especialmente con una facultad de veterinaria en la propia isla.
“Estamos terminando de entrenar a un equipo de alrededor de diez personas en la Facultad de vVeterinaria. Son buenos, pero no necesariamente conocen de medicina de emergencia y menos de salir al campo y volver en una pieza”, señaló Huertas.
Uno de los cuidados que debe tener es no trasladar enfermedades de una comunidad a otra.
La Sociedad para la Protección Animal (WSPA) tiene proyectado quedarse un par de años más en el archipiélago, procurando ayudarles a los habitantes a recobrar la normalidad. Por ahora, la prioridad es garantizar la alimentación de los animales durante los dos meses que restan de época lluviosa.
Huertas señaló que han trabajado varios proyectos con autoridades locales en temas de alimentación y atención médica y ha logrado que les aprueben presupuesto por cerca de $300.000.
Los nacionales estarán al menos hasta diciembre, cuando se definirá si permanecen más tiempo o lo dejan en manos de los locales.