Su conversación es tan profunda como el océano, viva como las criaturas que habitan sus aguas y emotiva como el romper de las olas.
Sylvia Earle es oceanógrafa y exploradora residente de National Geographic Society .
Ha liderado más de 100 expediciones y tiene un récord de buceo de 7.000 horas.
Fundó las organizaciones Deep Ocean Exploration and Research, SEAlliance y Mission Blue .
Con esta última impulsa la campaña Sitios de Esperanza, que suma 50 áreas marinas bajo esta declaratoria con el fin de abogar por su conservación.
“Si están protegidos, estos sitios permitirán mantener la integridad del océano y eso es realmente importante para nuestra propia existencia”, dijo.
Uno de esos “sitios de esperanza” está a unos cuantos kilómetros de la costa guanacasteca: es el Domo de Costa Rica o Domo de Centroamérica .
Este domo es una zona marina tan rica en alimento que atrae a ballenas azules y tortugas baula.
Tiene una extensión de 1,57 millones de kilómetros cuadrados y abarca aguas internacionales de Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, aunque la mayoría de su área está en aguas internacionales. Ese domo tiene oxígeno, plancton, y por ello, Earle se unió a MarViva en la lucha por crear conciencia sobre la necesidad de proteger esta área marina . La oceanógrafa conversó con La Nación.
Usted suele decir que no hay verde sin azul. ¿Cómo explicarle a la gente esa relación?
Vivimos en un planeta azul. Ningún otro lugar que conozcamos tiene la combinación perfecta que hace que este océano líquido sea posible y además esté vivo.
”Le tomó mucho tiempo a la Tierra tener un ambiente propicio para nosotros. Así que si a usted le gusta respirar, debería cuidar el mar porque más de la mitad del oxígeno que respiramos se recicla en nuestros océanos.
”¿Por qué debe importarme el océano? Pues porque me gusta respirar, porque me gusta el agua, porque me gusta un planeta que trabaja a mi favor”.
¿Se nos olvidó a los seres humanos que el océano está en nuestro código genético porque de allí viene la vida?
Cada criatura –sea ser humano, una libélula, un pez, un perro o un cocodrilo– es única, no tiene otra parecida. La diversidad de la vida es ya un milagro.
”El otro milagro es cómo se conecta todo. Nuestro ADN es compartido en muchos aspectos con las especies del mar, las aves, los árboles. Si bien su ADN y el mío son diferentes, todas las especies compartimos la química de la vida y mucha de esta vida está en los océanos.
”Quizá esa es la razón que explica por qué nos sentimos tan conectados al mar”.
De esa conexión, supongo, deriva la campaña Sitios de Esperanza, de Mission Blue.
Con la campaña, la idea es enfocarse en proteger áreas marinas críticas porque, de hacerlo, se magnifica la posibilidad de mantener el equilibrio en el planeta. Una de las razones por las que vine a Costa Rica es para llamar la atención sobre un lugar que está cerca de aquí: el Domo de Centroamérica.Es un lugar especial, un sitio de esperanza, porque hasta ahí llegan ballenas, tortugas y tiburones a alimentarse. Si lo destruimos, perderíamos un eslabón en la cadena de la vida.
”No solo se trata de grandes animales, sino de toda la cadena alimentaria que, finalmente, termina retornando a nosotros.
”El domo es un lugar de gran productividad y el oxígeno que se genera allí termina alimentando todo el sistema”.
Se cree que el océano es la última frontera. ¿Está de acuerdo con esta apreciación?
Muchos dicen que esa frontera está en el espacio exterior y por supuesto que allí hay fronteras, pero la mayor parte del océano nunca ha sido vista por nadie. Aún no hemos explorado el 95% del océano. Sabemos cómo explotarlo sin necesidad de ir a él, pero esto no es algo sabio.
”Deberíamos saber lo que hay allí antes de considerar la extracción de sus recursos.
”Algunos será mejor dejarlos intactos porque dan más beneficios. Así que, por un corto tiempo, debemos aprovechar un recurso que quizá solo usemos una vez”.
¿Qué podemos hacer los ticos por los océanos?
Costa Rica es reconocida por su conservación terrestre, pero los ticos deben saber que hay otra Costa Rica y es azul.
”Aún se puede hacer mucho por proteger las aguas en su jurisdicción y usar su influencia para que otras naciones hagan lo mismo con sus áreas marinas”.