Con un tratado ya vigente y la ratificación del mismo por parte de 100 países que representan el 70% de las emisiones globales, la cumbre climática dio inicio hoy en la ciudad de Marrakech (Marruecos) con la palabra transparencia en boca de sus negociadores.
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Las sesiones de trabajo se extenderán desde el 7 al 18 de noviembre y estas tendrán el reto de acordar el cómo los países implementarán el Acuerdo de París, tratado internacional que reúne los compromisos de 195 países más la Unión Europea para evitar que la temperatura promedio del planeta se incremente por encima de los dos grados Celsius (2 °C) e idealmente no sobrepase los 1,5 °C.
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"Marrakech, es el momento de hacer avanzar la acción climática", manifestó Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), en el acto de inauguración de la cumbre.
"En poco tiempo, y en cualquier caso en los próximos 15 años, tienen que producirse reducciones sin precedentes de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como esfuerzos inéditos para construir sociedades resilientes ante los efectos, cada vez mayores, del cambio climático", señaló Espinosa y Salaheddine Mezouar, presidente marroquí de la Vigésimo segunda Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP22), en un comunicado conjunto.
Relevancia de la transparencia
La esencia del Acuerdo de París, acordado en diciembre de 2015 y que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016, se asienta en las contribuciones nacionales, o INDC, que cada país presentó ante la CMNUCC. Estas detallan las metas de reducción de emisiones que las naciones creen poder disminuir.
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En este sentido, los países deberán ir reportando sus avances en el cometido de dichas metas y rendir cuentas sobre la ayuda financiera que recibió para cumplirlas.
La normativa para reportar esos avances así como la metodología para medir, reportar y verificar la contabilidad de emisiones, con tal que esta sirva como indicador de cumplimiento de los INDC, dependerá del marco de transparencia que los países logren negociar durante esta cumbre climática.
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"Lo más importante que estará en juego en Marrakech es ponerse de acuerdo sobre una fecha límite para decidir las reglas de aplicación del acuerdo, especialmente las reglas de transparencia. 2017 no sería realista, pero 2018 es posible", declaró Laurence Tubiana, negociadora francesa y artífice del Acuerdo de París, a AFP.
Para la Asociación Independiente de América y el Caribe (AILAC), bloque negociador al que pertenece Costa Rica, los INDC "deberán ser implementados en un esquema de ambición progresiva en el tiempo" y para ello, la transparencia, la precisión y la comparabilidad son claves para evitar la doble contabilidad de las emisiones reducidas o secuestradas a través de los bosques o plantaciones forestales.
En este sentido, los países de AILAC proponen que sea el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) el que guíe a los países "en el uso de metodologías y métricas más depuradas para contabilizar las emisiones y remociones de gases efecto invernadero (GEI) y reducir, así, la incertidumbre".
"La transparencia de las acciones de los países es un pilar crítico del Acuerdo de París. En este sentido, la implementación del marco de transparencia debe mejorar las modalidades existentes de medición, reporte y verificación bajo la CMNUCC, con el fin de reducir la incertidumbre y mejorar la calidad de la información de manera sostenida en el tiempo. En este proceso, los países AILAC están comprometidos a mejorar sus propios sistemas de transparencia", detalló el bloque negociador en un comunicado.
La transparencia es particularmente relevante porque el Acuerdo de París no contempla sanciones por incumplimiento, pero apuesta a dejar en evidencia a los que no cumplan.
Según el acuerdo, la primera revisión está prevista para el 2025 si la entrada en vigor era en 2020. En las circunstancias actuales, esa primera revisión se podría adelantar a 2023.
Actualmente, las reducciones incluidas en los INDC son insuficientes en el cometido de contener la temperatura por encima de los 2 °C. De hecho, así como están, apuntan a un incremento de 2, 7 °C.
Por ello, esa primera revisión es importante porque marcará la pauta en el aumento de la ambición. A partir de lo que logren a esa fecha, las naciones podrán comprometerse y esforzarse aún más para recortar las emisiones de GEI.
"Cada país debe hacer más, no se puede esperar a 2025 o 2030", advirtió Tubiana.