Cada año, el Centro Nacional de Intoxicaciones recibe cerca de 5.000 consultas por problemas provocados al consumir distintos tipos de medicamentos.
De ellos, el más común es uno que estamos tan acostumbrados a utilizar que lo consideramos inofensivo: el acetaminofén. Este fármaco, que calma el dolor y baja la fiebre, causa el 9% de las intoxicaciones por este tipo de productos.
Solo el año pasado, por ejemplo, el centro atendió 424 casos en los que el acetaminofén fue protagonista.
“Es un medicamento aparentemente inocuo para muchos, pero se procesa en el hígado y una sobredosis puede afectar mucho. Por ejemplo, hay gente que se desespera si el dolor de cabeza no se le quita, y entonces se toma dos acetaminofén. A la media hora, si no se le ha quitado, se toma otras dos, y si una hora después sigue con dolor, se toma dos más. Si la persona sigue así, fácil, fácil podría intoxicarse”, explicó Vanessa Víquez, farmacéutica del Hospital México.
Según los especialistas, una persona con sobredosis de acetaminofén puede experimentar dolor abdominal, pérdida de apetito, convulsiones, ictericia (piel amarillenta), diarrea, irritabilidad, náuseas, sudoración, malestar estomacal, vómito e incluso podría entrar en coma.
“Lo importante es que seamos conscientes de que es un medicamento que tiene una dosis y no podemos sobrepasarla. El que usted vea acetaminofén hasta en las pulperías, no quiere decir que pueda comerlas como confites”, aseveró el médico general Esteban Arguedas.
Alerta. La sobredosis con acetaminofén no es el único error que cometen los costarricenses con los medicamentos. Estas malas prácticas pueden traer consecuencias que van desde que el fármaco no tenga la acción adecuada y la persona no consiga el efecto deseado, hasta algo tan extremo como la muerte.
Según farmacéuticos y médicos consultados por La Nación , los siguientes son los errores más comunes.
Automedicarse. Es el “rey” de los errores y lo más grave es que, en ocasiones, la persona no sospecha de que es la causa de su dolor o condición; al hacerlo, pone en riesgo su salud y su vida.
“Este es el tema estrella. Es muy peligroso. La persona no puede saber qué es lo que le causa su dolor de un momento a otro, tampoco puede saber si es alérgico a uno de los componentes y son muchas las posibles consecuencias de eso”, aseguró Víquez. Arguedas agregó: “Hemos visto casos de gente que llega directo a internarse después de que se tomó algo que creía que iba a hacerle bien o que alguien le recomendó”.
Mal almacenamiento. El baño y la cocina son los lugares favoritos para guardar los fármacos. Sin embargo, las condiciones de calor y humedad hacen que tales sitios no sean adecuados.
“La humedad y el calor alteran la composición química del medicamento, aunque usted no lo saque del blister. Por ejemplo, la enalapril, que se toma para controlar la presión arterial, pierde mucho de su efecto si se almacena donde hay mucha humedad o calor”, afirmó Víquez.
Para la especialista, el mejor lugar para guardar cualquier medicina es el armario o clóset donde se tiene la ropa; debe ser un sitio que esté lejos del alcance de los niños.
Cómo y cuándo. Aunque hay medicamentos que deben ser tomados cada cierto tiempo, sin importar la hora de la primera dosis; otros es mejor tomarlos en ayunas y otros más, después de haber comido; habrá algunos en que lo adecuado sea tomarlos con agua, mientras que otros, mejor con jugo de naranja. Por eso es importante leer bien las indicaciones.
Plantas medicinales. La medicina natural no es inofensiva. Todas las plantas poseen sustancias químicas que pueden afectar el cuerpo humano.
“Si no se usan de forma guiada, pueden perjudicar. Además, muchas veces quien las vende, no indica dosis exactas. Si, además de eso, usted está tomando algún medicamento, puede darse alguna interacción entre el medicamento y la planta, lo que puede intoxicar a la persona”, advirtió Víquez.
No seguir instrucciones. Este es gran un problema, sobre todo con los antibióticos. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) lidia con esto en forma cotidiana pues los pacientes no finalizan el tratamiento o no se toman a tiempo las dosis. En el 2014, 26.000 asegurados a quienes se les mandó un antibiótico para controlar una infección bacteriana, no retiraron su medicamento de las farmacias de la CCSS.
“Si un médico le receta un antibiótico a alguien, es porque lo necesita. Si esa persona no toma el tratamiento, la bacteria que tiene puede hacerse más grande y la infección puede llegar a otros órganos e incluso llevar a una persona al hospital. Ya para ese momento, se les debe dar un antibiótico más fuerte”, explicó Esteban Vega, coordinador de Farmacias de la Caja.
Ese tratamiento debe terminarse, aunque la persona se sienta mejor cuando va por la mitad. “Se requieren todas las dosis del medicamento para aniquilar por completo a la bacteria. Si no lo hace, usted podría necesitar antibióticos más fuertes”, concluyó Vega.