Desde hace varios años se viene diciendo que los estilos de vida saludables pueden prevenir hasta una tercera parte de los casos de cáncer. Sin embargo, ahora se cuenta con evidencia científica para afirmar que los hábitos pueden evitar casi el 50% de ellos.
Así lo dio a conocer Etienne Krug, director del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al presentar el último reporte acerca de esta enfermedad y en el cual se compilan diversos datos de 152 países.
Si bien es difícil desaparecer por completo las probabilidades de sufrir dicho mal —porque se trata de un padecimiento en el que también intervienen factores genéticos y de medio ambiente— ¿qué conductas deberíamos modificar o incentivar en la rutina diaria para disminuir sus estragos?
La receta es conocida, pero nunca está de más recordarla. Empecemos por el fumado. Con solo dejar este hábito se baja el peligro no solo de tener cáncer de pulmón, sino que también se reduce el peligro de tumores en boca, laringe, faringe, orofaringe, garganta, vejiga, leucemia, colon, recto, ovario, esófago, páncreas y tráquea.
“El fumado es el responsable del 87% de los casos de cáncer de pulmón, pero no es el único factor. Vivir muy cerca de fábricas, cocinar con leña o estar expuesto a algunas sustancias industriales también son causantes de este cáncer. Asimismo, hay variantes genéticas que pueden aumentar el riesgo de esta enfermedad”, manifestó Krug.
Otros hábitos. Otras prácticas ayudan a bajar el riesgo de más tipos de tumores. Por ejemplo, se ha visto que hacer actividad física de forma regular regular evita cáncer de colon, recto, endometrio, pulmón y mama.
No consumir licor o hacerlo de forma moderada previene los tumores de boca, esófago, mama, colon, recto e hígado.
Por su parte, mantener un peso saludable disminuye el riesgo de sufrir esta enfermedad en zonas como mama, colon, endometrio, riñón, páncreas, esófago, tiroides y vesícula
También hay otros hábitos que, aunque no previenen el cáncer, sí ayudan a que se detecte de forma temprana y así resulte más fácil tratarlo.
El autoexamen de mama, de testículos, la mamografía, el papanicolau, el tacto rectal y la prueba de antígeno prostático y los exámenes de rutina de sangre, para ver cómo están sus diferentes componentes, pueden ser vitales para detectar a tiempo esta enfermedad.
“Muchas veces se le huye a los exámenes por temor o vergüenza, pero es mejor un diagnóstico a tiempo que no cuando sea demasiado tarde y ya se tenga que recurrir a quimioterapia o tratamientos más agresivos”, afirmó el oncólogo Luis Peraza.
Radiografía del enemigo. De acuerdo con el último reporte mundial del cáncer dado a conocer por la OMS, durante el año 2015, cerca de 14 millones de personas recibieron la noticia de que habían desarrollado un tumor en alguna parte del cuerpo y 8,8 millones de individuos fallecieron por este motivo.
Se trata, así, de la segunda causa más común de muerte en todo el planeta. Y Costa Rica también es víctima.
Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) indican que para el 2013 (último año para el que hay datos) se detectaron 12.613 casos y el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) reportó para el 2015 el deceso de 4.692 ticos.