Pueden verse como algo simple, que no va más allá de un momento embarazoso, un golpe o un raspón, pero las caídas constituyen una de las principales causas de hospitalización en el país y, según su severidad, hasta podrían ser mortales.
Cada año, los hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reciben a unas 7.500 personas por este motivo. Los internamientos duran, en su mayoría, entre uno y 15 días.
Datos del área de Estadística en Salud de la CCSS indican que, solo en el 2015, 7.585 personas fueron hospitalizadas por caídas: 3.721 hombres y 3.864 mujeres.
Los adultos mayores son los principales pacientes: 2.762 (1.906 mujeres y 856 hombres). Sin embargo, llama la atención lo que sucede con la población masculina de entre 20 y 44 años. Este grupo sumó 954 internamientos solo el año pasado. Las faenas propias de algunos trabajos (construcción, agricultura o labores en fábricas) y el deporte podrían explicar este hecho.
Los datos suministrados por la Caja también evidencian que la mayoría de estos accidentes ocurren en superficies planas.
Atención. Para los especialistas, la principal preocupación recae en la tercera edad por las complicaciones que pueden darse: fracturas de cadera y traumas en la cabeza o huesos, entre otros.
Un análisis de 30 estudios médicos, publicado en el 2011, señaló que las caídas en este grupo suelen ser letales. “Estas son una causa de pérdida de independencia funcional. Dadas su frecuencia y las consecuencias, son un problema tan grave como los ataques cardíacos y los derrames cerebrales”, advirtió, en aquel entonces, Mary Tinetti, una de las investigadoras.
En el país, incidentes de este tipo son la segunda causa de internamiento en el Hospital Nacional de Geriatría. Cada año se atienden más de 5.000 (pero no todas requieren hospitalización).
El uso de bastones o andanderas puede ser útil para prevenirlas. “El problema es que estos dispositivos los consiguen familiares y nadie les explica a los adultos mayores cómo usarlos. Si un profesional no les enseña, es fácil que se enreden y se caigan”, dijo la geriatra Ángeles Solís.
Caminar, hacer taichí o trotar suavemente son otras prácticas que ayudarían a las personas a tener mejor control de su cuerpo y a conservar el equilibrio.