Charlas informativas que pretenden informar a los colegiales sobre las consecuencias de ingerir licor en la adolescencia lograron cambiar la percepción del 68% de los estudiantes que las recibieron. Ahora ellos dicen estar más conscientes de los peligros que esto acarrea.
Así lo señala un estudio de la organización Educalcohol Costa Rica, ente que busca enseñar sobre la moderación de la ingesta de licor y prevenir su consumo en la niñez y adolescencia.
Durante el 2015, esta organización ofreció charlas gratuitas a unos 6.000 estudiantes y 1.500 adultos, entre docentes y padres de los colegiales.
Luego de las exposiciones, Educalcohol analizó las respuestas de los jóvenes entre 12 y 17 años que estudian en 20 centros educativos del país.
Las conclusiones son que un 68% dijo que la información recibida cambió su visión y conocimientos y el 90% comprendió que hasta el consumo ocasional de alcohol podría representar algún tipo de riesgo para su desarrollo.
Por otra parte, un 55% de los colegiales prometió que, a partir de ese momento, no tomaría ninguna bebida con alcohol.
Una tercera parte expresó que consumir alcohol siendo menor de edad podría afectar su salud y la actividad de sus neuronas.
Alcohol y neuronas jóvenes. La ciencia ya ha demostrado que la adolescencia no es una edad conveniente para tomar licor, y mucho menos para abusar de este.
Una investigación de la Universidad de Massachusetts y la Universidad Estatal de Luisiana, en Estados Unidos, señaló que quienes beben en forma desmedida durante esta etapa, incluso durante pocas horas o minutos, pueden sufrir alteraciones permanentes en su cerebro.
Otros estudios ligaron el inicio de ingesta del alcohol a edad temprana con problemas de memoria, impulsividad y mayor riesgo de alcoholismo cuando adultos.
¿Qué sucede? Los investigadores explican que el consumo de licor en la adolescencia afecta las comunicaciones neuronales en la corteza prefrontal, una de las últimas regiones del cerebro en madurar y desarrollarse.
Esta sección cerebral apenas comienza a madurar durante la pubertad, justo cuando surge el deseo de muchos jóvenes por probar el alcohol. Esto podría hacer que el cerebro se “acomode” para beber más en la adultez.
Para Mónica Solórzano, directora ejecutiva de Educalcohol, los datos de la encuesta los motivan a seguir enseñando sobre el tema, especialmente cuando se ha visto que, entre los 15 y 17 años, es socialmente aceptado ingerir licor y, además, suele verse como algo inofensivo.