Plantas como el burío, la naranjilla, el tomatillo o el aguacatillo se usan como materia prima para tratamientos contra la malaria.
Una investigación de la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed) analiza 25 tipos diferentes de plantas costarricenses para determinar sus propiedades antimaláricas y crear nuevos medicamentos contra este mal.
“Esta investigación nace de otra que comenzamos hace más de 10 años con el INBio. Aquel estudio consistía en sacar remedios antimaláricos de insectos, pero descubrimos que los más eficaces para combatir el mal eran los que consumían plantas. Entonces nos dimos a la tarea de determinar cuáles eran esas plantas y los aportes que podían dar”, explicó Misael Chinchilla, coordinador del proyecto.
Hace dos años se consiguió financiamiento de la fundación Forinves y apoyo del Conicit, y las plantas comenzaron a trabajarse en los laboratorios de la Ucimed.
“Escogimos 25 árboles de la reserva biológica Manuel Alberto Mesén, en San Ramón. Los seleccionamos porque sus hojas son consumidas habitualmente por los insectos”, comentó Chinchilla.
El proceso. Después de que una planta es seleccionada, se estudian todos sus componentes: raíz, tallos, hojas y frutos para así determinar las propiedades químicas de cada uno. Posteriormente, se aplica un proceso químico de extracción de propiedades en un laboratorio.
Cuando los elementos antimaláricos se separan, se mezclan con una cepa de malaria. Primero se estudia en tubos de ensayo para ver su evolución y luego en ratones.
Si la planta tiene efecto antimalárico, se desarrollan químicos en laboratorio, que serán materias primas de los medicamentos. Hasta el momento se han detectado 12 químicos antimaláricos.
Los resultados de los químicos estarán listos en octubre próximo.
“Los últimos estudios de esta investigación se enviarán al extranjero. Costa Rica no cuenta con el equipo para hacer la identificación final de los componentes químicos activos. Así podrá demostrarse que también son activos en el ser humano,” agregó Chinchilla.
La malaria es una enfermedad parasitaria que se transmite por la picadura de mosquitos anofeles. Los parásitos migran hacia el hígado, donde maduran y penetran el torrente sanguíneo e infectan los glóbulos rojos. En Costa Rica la enfermedad tiene síntomas muy leves, pero en África mata decenas de miles de personas todos los años.