¿Qué hacer con productos agrícolas que por defectos mínimos en su aspecto como majaduras o rasguños, no pasan las normas de calidad de los compradores y no pueden venderse pese a que mantienen todas sus propiedades nutricionales? Dos cooperativas resuelven con hechos esa incógnita que tanto perturba a los pequeños productores.
Con los restos de los alimentos que cosechan, como manzana, ciruela y guayaba, Frutalcoop R.L., en la zona de Los Santos, San José, y Coopeproguata, en Paquera, Puntarenas, aprenden a elaborar alimentos y cosméticos que pronto comercializarán en sus comunidades.
Es así como ciruelas y manzanas producidas en Los Santos se convertirán en barras energéticas y salsas agridulces para acompañar carnes.
Mientras tanto, de las guayabas cosechadas en el terruño paquereño saldrán toppings para acompañar comidas, los cuales, combinados con productos locales como papaya, piña y mango, se venderán en distintas presentaciones.
De ahí también se elaborarán cremas y jabones corporales, pero de guayaba, mezclados con aguacate, en este caso.
Capacitación conjunta
El proyecto Fortalecimiento de las capacidades de dos cooperativas costarricenses en el aprovechamiento de sus cultivos mediante el desarrollo de productos agroindustriales será posible gracias al financiamiento del Consejo Nacional de Rectores (Conare).
La iniciativa la coordina el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), pero en esta también participan el resto de centros de enseñanza superior gubernamentales: la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
El programa capacita a los miembros de Frutalcoop R.L. y Coopeproguata para que potencien la calidad de los productos que cosechan, los cuales son de gran valor nutricional, aseguró Elizabeth Arnáez, una de las dos líderes del proyecto por parte del ITCR.
Entre los tópicos estudiados destacan la necesidad de contar con una marca propia, así como las técnicas productivas y las condiciones adecuadas para la manipulación los alimentos.
En este último punto, se profundiza en contenidos como el uso adecuado de implementos como gorras y delantales, además del correcto lavado de los productos.
"Hemos estado ayudando a los productores para que conozcan la importancia de tener una denominación de origen con la cual protejan su inversión. Tendrían una marca por región, para que los turistas puedan identificar los productos de cada zona", explicó Ileana Moreira, la otra investigadora del ITCR que da seguimiento al programa.
Según la catedrática, los beneficiarios también estudian la parte científica de cada producto. "Por ejemplo, se les explica qué son los antioxidantes y para qué sirven", contó.
Las investigadoras comentaron que, por el momento, lo que se ha desarrollado son las muestras de los productos en los laboratorios del ITCR.
Próximamente, en junio, empezará la tarea de enseñar a 12 productores de cada cooperativa a reproducir estos prototipos. Luego, ellos servirán de agentes multiplicadores de conocimiento en sus comunidades.
Apoyo fundamental
Patrik Matarrita, gerente general de Coopeproguata, en Paquera, enfatizó en la necesidad que tienen los 42 miembros de su cooperativa de diversificar su oferta productiva.
Según explicó el representante, dado que en la actualidad las estaciones secas son más largas, y las lluviosas, más cortas, es común enfrentarse a las sobreproducciones.
Esta situación no solo obliga a los agricultores a bajar los precios por la abundancia de producto, sino también a buscar opciones para darle a este más vida útil, de manera que no se pierda rápidamente.
"En esos casos, los precios bajan en un 50% y eso nos afecta. Por eso, la idea es disminuir la oferta como fruta de consumo fresca y ofrecerla procesada, con valor agregado, en mermeladas, snacks, entre otras presentaciones. De ahí la importancia del apoyo que nos está dando este proyecto", aseguró Matarrita.
Coopeproguata produce, principalmente, guayaba de tipo taiwanesa, la de color verde y de grandes dimensiones que se observa usualmente en los comercios y fruterías.
Por su parte, Carlos Rodríguez, presidente del consejo de administración de Frutalcoop R.L., en Los Santos, explicó que, en su caso, el programa liderado por el ITCR representa un bastión para muchas personas.
De hecho, abriga a 62 productores provenientes de localidades como La Pastora de San Marcos de Tarrazú, Copey y San Gerardo de Dota y Carrizal de León Cortés.
"Además de este proyecto, el ITCR nos ha apoyado con otras investigaciones, gracias a las cuales se ha determinado el enorme potencial de los productos que elaboramos, como la manzana y la ciruela", aseveró Rodríguez.
Un proyecto paso a paso
Se trata de un programa de dos años que se inició a principios del 2016 y que concluirá a finales de este 2017.
En una primera etapa, se realizaron encuestas entre los miembros de las cooperativas y los habitantes de las distintas localidades, para conocer sus necesidades de consumo y determinar cuáles productos tendrían aceptación entre ellos.
Así concluyeron que la oferta de snacks y cosméticos iba a ser bien recibida.
La segunda parte es la que viene, en la que los beneficiados aprenderán a elaborar los productos.
A inicios del 2018, con todos los conocimientos adquiridos, las cooperativas deberán decidir dónde comercializarán sus nuevas fabricaciones. Esto podría ser, por ejemplo, en supermercados, pulperías y centros turísticos locales.