Eran las 9:10 a. m. y los Museos del Banco Central acababan de abrir sus puertas para recibir a los visitantes, pero el de ayer no fue un lunes cualquiera.
Veinte minutos antes de lo esperado, llegó a la plaza de la Cultura el camión que transportaba un valiosísimo tesoro: 113 grabados originales del renombrado artista alemán Alberto Durero (1471-1528).
Las obras viajaron en avión desde Colombia hasta Costa Rica, pues, a partir del 23 de enero del 2015, una selección de cerca de 70 de ellas se exhibirá en los Museos . La obra no se mostrará completa por falta de espacio.
Los grabados en madera y metal pertenecen a la colección privada Dal Bosco, una de las más importantes de Europa.
La anterior escala de esta muestra itinerante fue los Museos del Banco de la República, en Bogotá, Colombia.
Durero en Tiquicia. La puerta trasera del camión se abrió de par en par y enseguida apareció la enorme caja de madera que resguardaba los grabados realizados por el maestro Durero hace unos 500 años.
Pero las dimensiones de la caja (1,31 metros de largo x 1,31 metros de ancho x 1,42 metros de alto), así como sus 490 kilos de peso, pusieron en apuros al personal del Museo y al de la empresa de transporte.
¿Cómo manipularla? Bajarla por las escaleras hasta la primera planta era una idea tan descabellada como tratar de montarla en el ascensor, por cuya puerta no entraba.
Después de varios minutos de discusión, el equipo escogió un aposento en el nivel superior del edificio como “centro de operaciones”. La caja fue movilizada hasta ahí y fue abierta en presencia de la curadora de Artes Visuales, María José Monge, y la coordinadora de Gestión de Colecciones, Priscilla Molina.
“Lo que hicimos fue una inspección rápida para verificar, lista en mano, que las obras que llegaron a Costa Rica correspondieran con las reportadas en Colombia”, declaró Monge.
Tras remover varias láminas de plástico de burbujas y bloques de estereofón , los paquetes debidamente embalados fueron colocados en un carro pequeño para ser transportados, en ascensor, hasta el sitio donde serían desempacadas las obras.
Con sumo cuidado y mucha emoción, la curadora fue quitando el envoltorio. Cuchilla en mano, Monge cortó la cinta adhesiva y quitó con sus manos el plástico y el papel seda.
Finalmente, obras como El éxtasis de Santa María Magdalena quedaron al descubierto.
De acuerdo con la curadora, el público tico podrá observar grabados realizados por Durero entre 1496 y 1522, pertenecientes a series sobre temas religiosos como la Pasión de Cristo y la vida de la Virgen. Pero también se incluye la pieza El gran carro triunfal de Maximiliano I , un enorme grabado en madera compuesto por ocho planchas y que en total mide más de dos metros de largo.
Este conjunto fue un encargo hecho directamente a Durero por Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, de 1486 a 1519.
La obra fue utilizada como propaganda política.