El Inciensa intentará convencer a la industria alimentaria, a las sodas y a los restaurantes para que bajen los niveles de sal en la preparación de comidas.
La medida forma parte de una campaña cuyo objetivo es promover la baja en el consumo de sal entre la población costarricense, pues el 26% de los adultos aquí padece de presión alta.
Con estas acciones, el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) intenta promover entre la población las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconsejan a una persona consumir no más de cinco gramos diarios de sal.
“Estudios que hemos hecho nos dicen que los ticos comen siete gramos al día solo de sal de mesa. A esto hay que sumarle la sal que tienen los alimentos procesados que comemos”, explicó Adriana Blanco, investigadora del Inciensa.
Ese metal tiene la habilidad de causar que el organismo humano retenga agua. Cuando hay más sodio de lo normal en la sangre, se favorece el aumento de la presión arterial.
La sal no es la única fuente de sodio. Algunos preservantes usados en alimentos procesados industrialmente también lo poseen, pero en niveles menores.
“No queremos que la gente deje comer sal del todo. Hay que recordar que hoy está fortificada con yodo y flúor, nutrientes que son muy importantes para la dieta de cualquier persona.
“Lo que hay que hacer es tratar de cocinar con menos sal, pedir en los restaurantes que nos preparen la comida con poca sal y fijarnos en la cantidad de sodio en los alimentos que compramos”, comentó Blanco.