El consumo de comidas rápidas y el sedentarismo están directamente relacionados con el sobrepeso, la obesidad y enfermedades crónicas más serias como la hipertensión y la diabetes.
Y cuando estos hábitos se adquieren desde edades tempranas, los riesgos para la salud son aún mayores y pueden ocasionar –con el tiempo y si no se controlan– otros daños como infartos o derrames cerebrales.
Los jóvenes costarricenses no escapan a esta situación. El más reciente estudio realizado por la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños (HNN) evidenció que la mitad de los colegiales residentes en las provincias de Guanacaste, Puntarenas y Limón (GPL) y un 65% de los estudiantes de secundaria de la Gran Área Metropolitana (GAM) consumen comida “chatarra” al menos una vez a la semana.
Aún más. De los 6.452 estudiantes entrevistados (3.373 en la GAM y 3.079 en GPL), el 14% de los jóvenes de la GAM y el 10% de los de GPL ingieren comida rápida tres veces por semana, mientras que el 27% de muchachos de la GAM y el 9% de GPL lo hace todos los días.
“En estas edades, su necesidad de nutrientes es muy alta. Ellos requieren de una alimentación balanceada, pero estas comidas tienen altos niveles de grasas y azúcares que son dañinos si su consumo se vuelve frecuente”, comentó Adriana García, nutricionista de la Clínica del Adolescente.
Más peligros. A la inadecuada nutrición se le debe sumar algo todavía más preocupante, según los investigadores del HNN: el sedentarismo en esta población es tal que la actividad física se reduce a una hora a la semana, lo que ellos suponen que es la clase de Educación Física del colegio.
Incluso, un 12% de jóvenes de la GAM y un 15% de GPL ni siquiera realiza esos 60 minutos de actividad física semanal.
“Esta investigación también nos dice que la mayoría de los jóvenes dedica de tres a seis horas al día a ver televisión y a estar en Internet. Si combinamos esto con la comida chatarra y el sedentarismo, las condiciones son muy tristes”, aseveró Alberto Morales, coordinador de la Clínica del Adolescente.
No obstante, el reporte destaca que sí hay jóvenes que cumplen la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de realizar al menos 30 minutos de actividad física al día. Aproximadamente, un cuarto de los muchachos sí se ejercita a diario.
Los daños. El sedentarismo y una dieta alta en grasas y azúcares y baja en frutas y verduras, son factores de riesgo para sufrir una serie de enfermedades. Varios estudios ya han equiparado estos hábitos con vicios y los han relacionados con muertes prematuras (antes de los 70 años).
El cardiólogo Jaime Bustillos indica que si la grasa que se ingiere es mucha, esta comenzará a acumularse en las arterias y formará una placa. Con el tiempo, esto puede dificultar el paso de la sangre hacia el corazón, con lo que podría darse un infarto.
En cuanto al sedentarismo, una investigación de la Universidad de Míchigan publicada en el 2012 en la revista The Lancet , la salud del corazón se afecta notablemente cuando se pasan más de seis horas al día sentado, porque la inactividad influye negativamente en la circulación sanguínea y en la presión arterial.
Si el sedentarismo persiste durante varios años, se aumentan las posibilidades de infarto, así como la trombosis y la formación de coágulos arteriales.
Para evitar todo esto, los especialistas recomiendan consumir cinco porciones de frutas y verduras al día, tomar ocho vasos de agua y evitar al máximo las comidas fritas. Además, se aconseja hacer al menos 150 minutos de ejercicio cada semana.