En poco menos de un año se han intervenido 12 paciente con un alto nivel de éxito. "Siento que mi vida ha mejorado, ya no hay dolores. Antes las molestias en la cabeza no me dejaban ni caminar", dijo David Marín, paciente de 32 años que fue intervenido el pasado 16 de mayo. "En la operación pude hablar. Hablé por teléfono con mi esposa y hasta me hicieron decir una líneas en inglés", agregó el paciente.
En total participan 5 especialistas médicos en la intervención quirúrgica, más el personal de apoyo.
Días antes de la operación, el paciente inicia la preparación psicológica, en donde se le hacen pruebas para determinar su tiempo de respuesta al identificar imágnenes con una respuesta verbal.
El día de la operación se le coloca anestesia local en la cabeza. Los cirujanos exponen el cráneo del paciente y remueven la parte del hueso necesaria. Posteriormente, un radiólogo realiza un ultrasonido para determinar la localización, tamaño, forma y características del tumor.
Los neurocirujanos estimulan con electrodos diferentes zonas del cerebro para determinar cuáles son las áreas relacionadas con el movimiento y el habla. Para esto, el psicólogo aplica nuevamente las pruebas para determinar la velocidad de respuesta en el paciente. Así, el neurocirujano identifica cuáles zonas debe intervenir con cuidado.
Posteriormente se extrae el tumor y, una vez extraído, el radiólogo hace un nuevo ultrasonido para determinar si se extrajo por completo el tumor. Los pacientes pueden hablar durante casi toda la intervención y efectuar movimientos con las manos para así identificar cuales son la zonas del cerebro vinculadas con estas acciones y no afectarlas.
"Cuando hablé con mi esposa durante la operación le dije: 'mi amor sí va a haber 13 de julio', ese es el día que yo cumplo 33 años, y hasta el momento me he sentido muy bien", dijo Marín.