“Los padres son los únicos responsables de la actitud que tomen sus hijos con los videojuegos. Deben supervisarlos, conocerlos, saber qué es lo que juegan y cómo se comportan. Estos juegos no pueden satanizarse, pero sí hay que estar pendientes”.
Con estas palabras la psiquiatra nacional Amanda Pérez aprovechó su exposición en el Congreso Médico Nacional para reflexionar sobre una práctica que atrae a cientos de niños y adolescentes y que preocupa a sus padres.
La especialista de la Unidad de Psiquiatría y Psicología del Hospital Nacional de Niños explicó que aunque los videojuegos tienen aspectos positivos, hacer abuso de cualquiera de ellos, especialmente los más violentos, puede perjudicar la salud de los menores y por ello no se recomienda que ellos jueguen más de dos horas diarias.
“A los hijos no se les puede quitar la oportunidad de jugar este tipo de juegos. Si nosotros no les damos la oportunidad como padres, van a buscarla en otras casas donde tal vez no haya supervisión”, advirtió Pérez.
La especialista tica afirma que es necesario conocer los gustos del hijo sobre juegos, y estar atento a los cambios en su comportamiento. Si se le ve muy aislado o agresivo, es mejor restringir un poco el uso de estos.
Además, la edad y la madurez del menor influyen en el tipo de juegos, “ya que no todos están indicados para menores”, recalcó.
Dentro de los aspectos positivos, el análisis destaca que los juegos de video introducen a los niños en el mundo de la tecnología y los hace perder el “miedo” a estos aparatos. Además, muchos juegos están diseñados para más de una persona y unen a la familia o a los amigos, incrementan la autoconfianza y la autoestima de los hijos conforme se va dominando el juego, y ayudan a canalizar las emociones y liberar las tensiones.
También mejoran habilidades visuales y motoras, ayudan a que la mente se mantenga activa, ayudan al razonamiento y la memoria y al pensamiento rápido, al tener que tomar decisiones súbitamente.
Sin embargo, si se abusa de esta actividad, los niños pueden aislarse, ser más propensos al sedentarismo y obesidad, tener desórdenes de postura y ser menos sociables.
Si los juegos son muy violentos, los niños pueden volverse más agresivos o, más bien, asustarse y tener problemas de ansiedad o sueño. “Los niños pequeños no deben exponerse a la violencia que hay en los juegos de video porque pueden asustarse o ponerse ansiosos. Además, deben entender que los juegos de video no deben sustituir las actividades al aire libre, ni mucho menos las tareas escolares”, aseveró.
Pérez también dio cuenta de estudios internacionales que llaman la atención sobre la responsabilidad de los padres de familia.
“Un estudio de los Institutos de Salud de Estados Unidos señaló que solo el 21% de las tiendas restringen los videojuegos por edades. Además, el 90% de los menores de 17 años dijo que sus padres no supervisaban el contenido de los juegos”, comentó Pérez.
“Otro estudio de la Universidad de Oxford dice que muchos de los jugadores con más exposición a juegos violentos son más hostiles y más rencorosos”, añadió.
Sobre ello, la experta recordó que un estudio de la Universidad de Bakersfield en California, señaló que jugar sentado en el suelo o por mucho rato, aumenta las posibilidades de problemas en columna y espalda. “Hasta el momento no hay estudios científicos concluyentes sobre las lesiones que pueden causar los videojuegos en columna o articulaciones. Las que han reportado no han sido severas, pero sí es recomendable evitar movimientos excesivos y fuertes y hacer períodos de descanso cada hora”, añadió el doctor Jorge Alpízar.