Dos proteínas de la sangre que, a la fecha, Costa Rica importa de Europa y Estados Unidos, podrían generarse en suelo tico a partir de una nueva técnica diseñada por el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR).
Los científicos costarricenses han trabajado una metodología de “fraccionamiento” de la sangre que permite obtener proteínas como las llamadas albúmina humana y la inmunoglobulina, a un menor precio.
La primera se utiliza para tratar a pacientes con deshidratación y quemaduras, y la otra para personas con bajas defensas.
Importar estos dos derivados de la sangre le cuesta a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) unos $ 8 millones anuales, dijo la gerente de logística de la entidad, Dinorah Garro.
En Costa Rica, un 70% del plasma sanguíneo de la Red de Bancos de Sangre no se aprovecha.
“La técnica consiste en separar el plasma de los glóbulos rojos (utilizados para transfusiones) para así obtener las proteínas y vendérselas a un menor costo a la Caja. No le estaríamos quitando a los hospitales lo que necesitan para transfusiones de sangre, sino que aprovecharíamos el porcentaje de plasma que no se utiliza”, dijo Yamileth Angulo, encargada del proyecto del Instituto Clodomiro Picado.
Ahorro. Los científicos calculan que la implementación de esta técnica reduciría los costos actuales a la mitad.
Sin embargo, la gestión con la Universidad de Costa Rica (UCR) para la construcción de una planta destinada a procesar la sangre aún no se ha concretado ante la falta de una firma que asegure un convenio con la CCSS, según el cual esta entidad se comprometa a suministrar la sangre y comprar posteriormente ambas proteínas.
“Ellos (CCSS) solicitaron el proyecto, pero los cambios políticos no han permitido una negociación clara con la Caja. Nuestra pretensión es que nos aseguren la sangre y que ellos nos compren el producto, para que de esta forma la Universidad de Costa Rica pueda invertir en un edificio”, explicó Angulo.
La gerente de Logística de la CCSS, Dinorah Garro, dijo que espera que la firma del convenio se haga antes de finalizar el 2012.
“Yo quisiera que este proyecto se concrete lo antes posible, pero esperamos que para finales de este año ya tengamos la firma del convenio”, añadió Garro.
El proyecto requiere un edificio que cumpla con todas las normas de seguridad sanitaria que exige el Ministerio de Salud para el tratamiento del plasma.
En el proceso, los científicos deben separar las proteínas del plasma y asegurarse de que el material no esté contaminado.
Experiencia. Desde hace 40 años, el ICP trabaja con la sangre de los caballos para generar sueros antiofídicos y albúmina, proteínas que venden a los hipódromos para el tratamiento de enfermedades como la deshidratación en los equinos.
De acuerdo con Yamileth Angulo, pasar de tecnologías equinas a humanas no es difícil porque la técnica es muy similar.
“El cambio es que no podemos trabajar en un mismo lugar la sangre humana y la de caballos porque los fines son distintos”, destacó la especialista.
La metodología costarricense muestra ventajas en costo y rendimiento comparadas con la tecnología de empresas extranjeras. Por ello, el ICP ha sometido la técnica a un proceso de patente internacional para evitar que la copien en países extranjeros.
Llevar el proyecto a la práctica convertiría a Costa Rica en el primer país de Centroamérica en producir productos derivados de la sangre para su propio abastecimiento médico.